Extinción local acecha al mono tití chiricano

Foto: Panamá América. El mono tití chiricano habita principalmente en la península de Burica.

Fuente: Panamá América

El mono tití chiricano pierde territorio. Años atrás habitaba diferentes puntos de esa provincia, hoy sus poblaciones están circunscritas a pequeñas y específicas zonas del Valle de la Luna.

Bautizado científicamente como Saimiri oerstedii o mono ardilla centroamericano, este primate en Panamá solo se encuentra en Chiriquí. En otras partes de América Central también hay grupos. En Costa Rica, por ejemplo, cuenta con una mejor protección debido a los parques y áreas protegidas del sur del país.

Sin embargo, en el istmo hay organizaciones enfocadas en cambiar ese panorama y en tenderle una mano amiga al tití chiricano.

Desde hace seis años, el Proyecto Primates Panamá trabaja en la protección de estos mamíferos, pero sobre todo del mono tití chiricano.

El doctor Ariel Rodríguez, uno de los líderes de la organización, explica que años atrás el mono ardilla de Centroamérica tenía áreas de distribución original en David, Boquerón, Bugaba, Alanje y Dolega, mientras que en la actualidad es más frecuente encontrarlo en el distrito de Barú, sobre todo en la península de Burica. En las otras zonas, la especie resiste a la extinción y al aislamiento, producto de la fragmentación de los bosques.

«La destrucción de los bosques ha afectado su hábitat. Los primates neotropicales son especies arbóreas que necesitan amplias zonas de bosques para moverse y encontrar sus alimentos. Su viabilidad poblacional a largo plazo no está garantizada», dijo Rodríguez a Panamá América.

El proyecto Primates Panamá aboga para que se establezca con urgencia un plan de conservación, en el que los municipios, desde David hasta Barú, asuman las responsabilidades ambientales requeridas.

Rodríguez agregó que si la situación empeora este mono podría sobrevivir en la zona más occidental de la provincia, pero no así en los demás puntos.

El mono tití chiricano se diferencia de otros por el hermoso y llamativo pelaje naranja que tiene en la espalda, el cual combina con tonos en amarillo, negro y gris, en distintas partes de la anatomía.

Las hembras tienen abundante pelo en el rostro, así como una forma redondeada en el capuchón negro. Los machos tienen la cara más larga, el capuchón negro es más oscuro, profundo y el pelaje del pecho es más claro.

Además de la amenaza que enfrenta por la pérdida de bosques, su captura como mascota también lo coloca en mayor riesgo.

Para concienciar sobre su protección y evitar prácticas que lo condenen a desaparecer, el proyecto brinda charlas en escuelas y participa en diversas actividades de docencia.

«Una estrategia clave en las gestiones de conservación de la naturaleza y la conservación de especies emblemáticas es la educación para crear una nueva cultura ambiental», agregó el experto.

Trabajo en equipo

Un equipo multidisciplinario colabora para que el proyecto esté en marcha y los primates panameños tengan un mejor futuro.

La doctora Laura Patiño, directora de la organización y experta en química, considera que con las herramientas digitales disponibles hoy en día se puede fortalecer la conciencia ambiental y llegar a más personas.

Como parte del proyecto hay una campaña de monitoreo que involucra a la población. A través de fotos o videos, compartidos mediante aplicaciones, los ciudadanos pueden reportar sus avistamientos de primates en el país.

El monitoreo permite obtener datos científicos específicos, así como las amenazas y condiciones de su entorno.

«Las campañas de monitoreo empezaron en ciertas zonas y ahora se han expandido. Ya no solo es la base de Chiriquí sino también recibimos reportes de otras provincias», dijo Patiño.

El proyecto tiene las puertas abiertas para los voluntarios interesados. Patricia Pimentel, quien se encarga del diseño gráfico del material compartido, destacó que gracias a esta iniciativa ha podido compartir con otras personas sobre la importancia de cuidar la naturaleza y todos sus recursos.

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