Acción climática, bosques y territorios indígenas

Foto: La Prensa. Reconocer de manera oportuna los derechos de los pueblos indígenas sobre sus territorios resulta ser una herramienta eficaz en la conservación de bosques y la lucha contra el cambio climático. La deforestación y la degradación forestal son las principales fuentes terrestres de emisiones de dióxido de carbono (CO2) basadas en el uso de la tierra, y contribuyen aproximadamente al 9% de las emisiones antropógenas de CO2 a nivel mundial.

Fuente: La Prensa/Opinión/Juan Ferrando

emente, el informe publicado por la FAO y el Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y el Caribe (Filac) Los pueblos indígenas y tribales y la gobernanza de los bosques pone en evidencia que los pueblos indígenas han sido mucho más exitosos en sus estrategias para conservar los bosques en comparación con los demás administradores de áreas boscosas en la región. El documento, que resume más de 300 estudios, indica que las tasas de deforestación en los territorios indígenas son mucho más bajas que fuera de ellos.

De los 4.6 millones de hectáreas de bosques en Panamá, 3.1 millones de hectáreas se encuentran en territorios indígenas (1.7 millones reconocidos y el resto en proceso de reconocimiento). En estos territorios, que coinciden en partes con áreas protegidas, se encuentran los bosques con el mejor estado de conservación, lo que al mismo tiempo constituyen los mejores reservorios de carbono forestal del país.

Esto es relevante para Panamá, en el marco de la adopción del Acuerdo de París en la 21a Conferencia de las Partes (COP 21) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (Cmnucc), donde, entre otras cosas, se comprometió a implementar políticas e incentivos en apoyo a las actividades relacionadas con la reducción de emisiones derivadas de la deforestación y degradación forestal en países en desarrollo.

En Panamá, las áreas protegidas y territorios indígenas muestran los niveles más altos de cobertura forestal y efectividad para evitar la deforestación. El país es un ejemplo del reconocimiento temprano en la región de los derechos de los pueblos indígenas sobre sus territorios. La primera “comarca” indígena en 1938 (Guna Yala) y la Constitución Política (de 1972) reconoce el derecho de los pueblos indígenas a la propiedad colectiva; y por su parte, la Ley 72/2008, conocida como la Ley de Territorios Colectivos, y el decreto ministerial 0612 del 2019, que resolvió la disputa de las áreas protegidas y los territorios indígenas, nos aproxima a los casi 3 millones de hectáreas bajo administración colectiva de pueblos indígenas legalmente reconocidas.

Si bien hace falta más información sobre el resto de las propiedades colectivas indígenas, los datos generados por el Ministerio de Ambiente para el periodo 2012-2019 muestran una cobertura estable de bosque en las comarcas Emberá y Kuna Yala, incluso con incrementos de bosques (de 550 y 10 mil hectáreas, respectivamente). La comarca Ngäbe-Buglé ha sido la única que, por causas externas, no ha mostrado incremento del área de bosques y, por el contrario, con una importante pérdida de bosque de aproximadamente 9 mil hectáreas durante el periodo 2012-2019.

La experiencia de Panamá invita a otros países de la región a profundizar el reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas sobre sus territorios y, de manera colateral, potenciar las sinergias con el cumplimiento de los acuerdos internacionales vinculados a derechos humanos y el ambiente.

El autor es oficial forestal de la FAO

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