Aumentan las políticas nacionales sobre la calidad del aire, pero existen grandes retos
Fuente: La Estrella de Panamá
“La contaminación del aire es un problema mundial con impactos en la salud humana, la salud planetaria y el cambio climático. Debemos asegurarnos de que todas las personas tengan acceso a un aire limpio, independientemente de su situación geográfica o socioeconómica. Para hacer eso, el mundo necesitará tomar medidas decisivas y urgentes”, así declaró el pasado 7 de septiembre, Día Internacional del Aire Limpio por un Cielo Azul, Inger Andersen, directora ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Ambiente (Pnuma).
En un contexto complejo en materia medioambiental, la ejecutiva reafirmó que aunque los países desarrollados han mejorado enormemente la calidad del aire en los últimos años, algunos en desarrollo todavía dependen de la madera y otros combustibles sólidos para cocinar y calentar, y se están quedando atrás. El resultado es que muchas personas vulnerables y marginadas sufren cada vez más por la mala calidad del aire.
En ese sentido, el Ministerio de Ambiente (MiAmbiente) de Panamá y otras organizaciones buscan establecer políticas nacionales sobre la calidad del aire, sin embargo, grandes brechas aún obstaculizan el progreso global hacia un aire más limpio.
Miguel Flores, director nacional de Verificación del Desempeño Ambiental de este ministerio, aseguró en un comunicado que la institución está realizando estrategias en varios frentes a través de todas sus direcciones nacionales y regionales para mitigar el cambio climático, proteger la biodiversidad, los recursos hídricos y marino costeros, prevenir y controlar los incendios forestales que contaminan el aire, así como también la contaminación del agua y suelo a fin de promover el manejo y disposición adecuada de los desechos sólidos, su reutilización, reducción y reciclaje.
El funcionario destacó que están trabajando en conjunto con el Sindicato de Industriales de Panamá (SIP) y el Consejo Nacional de la Empresa Privada (Conep) en la transformación progresiva del Centro Nacional de Producción Más Limpia hacia la implementación de la economía circular.
“La economía circular constituye la reducción de los insumos o materias primas que entran, así como los desechos que salen y que son potenciales contaminantes del ambiente. Es la alternativa más adecuada para enfrentar la actual economía lineal, pues genera empleos verdes, promueve la innovación, reduce del 80% al 99% de los desechos industriales y un 80% o 99% de sus emisiones, lo que contribuye a proteger el ambiente y a mitigar el cambio climático; sin embargo, se necesita la colaboración de todos”, reconoció Flores.
Yazuri Guido, directora ejectiva de la Fundación Limpia Panamá, resaltó a La Estrella de Panamá que una acción muy importante para evitar la contaminación ambiental es colocar la basura en su lugar, una práctica que se logra con educación ambiental y con una comunidad unida, además del apoyo de las empresas privadas y públicas. “En Panamá no hay facilidad para que las personas reciclen, a diferencia de otros países que apuestan por iniciativas como esta a fin de reutilizar aquellos productos que así lo ameritan, para tener un ambiente libre de contaminantes y un aire limpio”, mencionó.
Guido también reiteró que es importante que las comunidades se empoderen y luchen para evitar los llamados ‘pataconcitos’; primero por el nivel de contaminación en la atmósfera, “además, la basura tirada en los lugares donde no debe ir afea y no es lo que queremos, sino un país limpio y que sea ejemplo para otras naciones”.
Añadió que la quema de desechos sólidos, las industrias y hasta los incendios forestales son contaminantes del aire, por lo que es necesario crear soluciones que mitiguen estas acciones.
Por su parte, Sumarse, la organización que impulsa la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) en Panamá, describió en su sitio oficial que la contaminación atmosférica es un problema mundial que tiene repercusiones de largo alcance debido a su vasta propagación, y porque, si no se produce una intervención agresiva, el número de muertes causadas por la contaminación del aire en espacios abiertos va camino de aumentar en más de un 50% antes de 2050.
“La sociedad tiene que soportar los elevados costos de esta contaminación ya que tiene un impacto negativo sobre la economía, la productividad laboral, los costos de la atención sanitaria y el turismo, entre otros. Por tanto, no podemos subestimar los beneficios que supondría invertir en el control de dicha contaminación y que existe también una justificación económica para actuar y disponemos de soluciones eficaces en función de los costos para hacer frente a la contaminación atmosférica”, reseñó Sumarse.
La organización reiteró que la mala calidad del aire plantea un problema en el contexto del desarrollo sostenible para todos los países, en particular en las ciudades y las zonas urbanas de los países en desarrollo como Panamá, donde los niveles de contaminación atmosférica son superiores a los límites establecidos en las directrices sobre la calidad del aire de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La contaminación atmosférica es el mayor riesgo ambiental para la salud pública mundial y se estima que 92% de la población está expuesta al aire contaminado, lo que causa aproximadamente 7 millones de muertes prematuras cada año.
El aire contaminado afecta particularmente a los niños, las mujeres y los ancianos, y sus efectos han sido vinculados con enfermedades como la demencia, la diabetes, la covid-19 y las enfermedades cardiovasculares y neurológicas, destacó el organismo de las Naciones Unidas.
Desde 2016, el Pnuma comenzó a rastrear las acciones de los gobiernos sobre la calidad del aire, aunque ha habido mejoras en las emisiones industriales, el transporte, la gestión de desechos sólidos y la contaminación del aire doméstico. De acuerdo con el informe en mención es importante revisar las políticas y programas actuales sobre la gestión y las normas sobre calidad del aire.
El lema de este año fue ‘Aire saludable, planeta saludable’.