Guadalupe González: ‘El mundo piensa cada vez más verde; Panamá busca ser ejemplo’

Foto: La Estrella de Panamá. La actual directora de Electricidad de la Secretaría Nacional de Energía y la primera mujer latina en el directorio global de la mayor organización de ingenieros conversa con ‘La Decana’ sobre los avances de las políticas energéticas en el país. Pide más conciencia y más educación, empezando desde el hogar hasta las escuelas.

Fuente: La Estrella de Panamá

Para Guadalupe González (ciudad de Panamá, 1982) cuando las energías renovables llaman a la puerta, el mundo las recibe con entusiasmo. “Hay que hacer una verdadera transformación, poco a poco, pero con firmeza”, dice la directora de Electricidad de la Secretaría Nacional de Energía.

También sabe muy bien que no podemos realizar un cambio energético si hoy alrededor de 100 mil familias panameñas no tienen acceso a energía eléctrica y unos 66 mil hogares panameños cocinan con leña, la mayoría en áreas rurales y comarcales. “Hay que avanzar en el acceso universal a la electricidad”, suelta con firmeza.

González ha bregado desde siempre por el cuidado de nuestra Madre Tierra a través de la academia, de la investigación y aún más activa en el empleo de políticas públicas para lograr un verdadero cambio “que nuestro futuro nos agradecerá”.

A finales de la década de 1990, recuerda González, había que trabajar muy duro para lidiar con los obstáculos que los poderosos de la energía sucia emanaban. En ese entonces, era un campo rodeado de alambres de púas que se han podido desmontar gracias a gente de ciencia como Guadalupe González. Sus acciones, sus argumentos, su trabajo han sido eslabones claves para el desembarco de las renovables.

González es ímpetu, escuela y hazaña: es la primera mujer latina ingeniera en asumir un cargo en el Directorio Mundial de la Sociedad de Potencia y Energía del Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos (IEEE PES, siglas en inglés).

Aquí una panameña comprometida con el planeta y con su país.

¿Cómo conocen a Guadalupe González?

Soy una panameña de una familia humilde, pero muy trabajadora. Con muchos valores. Se me sembró desde muy pequeña el amor por las ciencias, por las matemáticas, y que me ha llevado a lo que soy hoy en el ámbito profesional. Soy profesora e investigadora en la Universidad Tecnológica de Panamá en la Facultad de Energía Eléctrica.

Entonces, somos lo que somos por nuestros padres…

Así es. Mis padres son contadores. Mi papá siempre ha tenido afinidad por la ciencia, le gusta estar informado, creo que de ahí surge mi interés por estudiar. Me cuentan ellos que desde que tengo un año, llevo un libro debajo del brazo. Mi mamá siempre fue muy abierta en dejarnos escoger a mí, y a mis dos hermanas, que también están en el área de la ciencia; una es médica y la otra es arquitecta. El empuje de los padres es muy importante para llegar a ser quien eres. Nunca tuve un “no puedes hacer eso porque eres niña”. Desde pequeña, mi papá me enseñó a cambiar una llanta, por ejemplo. “Si en algún momento yo falto, no quiero que ustedes dependan de nadie”, me decía mi papá.

Según la Unesco, cerca del 30% de las chicas escogen carreras Steam (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas). ¿Por qué importa tener mujeres en las carreras científicas?

Es algo que siempre hemos estado conversando. Desde el IEEE y la Secretaría de Energía hemos venido trabajando. Por ejemplo, tenemos una iniciativa que se llama ‘Women in Power’ para impulsar que más mujeres entren al sector energético. Y al nivel de IEEE en la sección Panamá tenemos un programa de ‘Women Engineer’ que desarrolla el programa ‘Star’ que hace que jóvenes de las universidades voluntariamente desarrollen proyectos científicos.

¿Qué han observado de los nuevos talentos?

Hemos detectado que los niños les tienen miedo a las matemáticas, a las ciencias en general, porque se les siembra que es algo difícil. Y estamos tratando de cambiar esa percepción: una ecuación no es solo número y letras, es algo que se aplica en la vida. Y esto también es trabajo de los maestros, tratar de hacer las ciencias más amenas. Y tengo que reconocer el trabajo que hace la Senacyt y Fundapromar en romper esta idea.

En Panamá tenemos la fortuna de que a nivel universitario estamos viendo entrar a más mujeres en la carrera de ingeniería, particularmente ingeniería industrial, química, telecomunicaciones.

Poco a poco estamos aumentando, pero necesitamos cerrar ese 20% para lograr ese 50% en el ámbito laboral .

Se ha demostrado que en un ambiente donde hay paridad y equidad de género se trabaja mucho mejor.

La carrera de energía electromecánica, que fue lo que yo estudié, no necesariamente es una carrera de hombres. No significa que voy a estar trepada en un poste, o que voy a estar debajo de un carro. Yo me he dedicado a la investigación, políticas públicas para el desarrollo energético, y no me he engrasado ni una mano (risas).

¿Cómo van los avances de políticas públicas energéticas en el país?

Es un trabajo en equipo que hacemos bajo la dirección de Jorge Rivera Staff, secretario nacional de Energía de Panamá. Buscamos que como país en 2030, 2040 y 2050 veamos cambios mucho más contundentes. Nuestra meta fue ser mucho más ambiciosos en nuestras contribuciones con el medioambiente.

Panamá, como más de 50 países, firmó el Acuerdo de París. Estos países se han comprometido a que el sector marítimo internacional reduzca en 2050 al menos un 50% sus emisiones de gases de efecto invernadero respecto a las de 2008.

Justamente el 95% de nuestras acciones van centradas en cómo el sector energético va a ir cambiando y es justamente lo que estamos haciendo con la agenda de transición energética, que busca migrar el tema de transporte de uno que utiliza combustible a otro que sea eléctrico.“Todo lo que hace el ser humano causa un daño ambiental”

Publicamos en este diario que Panamá tiene un promedio de alrededor del 94% de cobertura eléctrica en todo el país, pero aún existen diferencias marcadas entre el acceso a electricidad en las zonas rurales y las zonas urbanas y comarcales.

Eso. Lo que queremos es cerrar la brecha de la desigualdad al acceso universal de energía. Todavía hay muchas familias, casi 100 mil familias que no cuentan con electricidad, y para ellas hablar de transición energética es pasar de tener una vela a tener un foco. Y me da mucha tristeza que nosotros estemos hablando de movilidad eléctrica, cuando hay unos que no tienen acceso a la electricidad y que todavía siguen cocinando con leña. Estamos trabajando eso.

Estamos impulsando también el uso racional de la energía; de nada sirve que tengamos todos estos cambios tecnológicos, techos renovables, energía renovable, si no hay conciencia.

¿Cómo se logra la complicidad de la sociedad para generar “las grandes transformaciones”?

Sí, tenemos una buena conciencia, pero nos hace falta mucho más. El tema de eficiencia energética lo hemos venido abordando quizá desde 2009. Ya en 2012 había una ley para el uso racional y eficiente de energía y desde ese momento hemos venido trabajando con mayor fuerza.

El panameño se siente más volcado a pensar en verde. Solo tenemos un planeta que tenemos que proteger.

Panamá, Bután y Surinam son los tres países carbono negativo.

Eso es muy positivo y tenemos que mantenernos así. Por eso en el sector de energía, que definitivamente es uno de los sectores que emana gases de efecto invernadero (el sector transporte particularmente) estamos poco a poco haciendo ese cambio por formas mucho más limpias.

En Panamá, en promedio podemos estar produciendo entre un 65% y un 70% y hemos tenido días en que hemos estado produciendo con energía renovables. Nuestra matriz es bastante limpia. Tenemos un componente térmico, seguro que sí, que nos produce un 30-35% de la generación, pero estamos poco a poco impulsando que el componente que sea de bunker, diesel y carbón pase a ser de gas natural, siendo el gas natural un componente de transición.

¿Cómo evalúa los esfuerzos internacionales?

Sí, es un proceso. Por eso es que hemos llamado la transición energética. Pero estos cambios toman su tiempo; no pueden ser tan tajantes. Hay que tener las reglas claras y estar preparados. Pero igual hay que tomar acciones a corto plazo, justamente por las necesidades que tenemos para que, por ejemplo, la temperatura no siga aumentando y podamos alcanzar la meta de 1,5 grados y no aumentar a 2 grados en la temperatura global, porque estaríamos en graves problemas.

Y hacer cambios, ¿cómo? Así como los estamos viendo: progresivamente ir reemplazando nuestro uso de carbón por formas más limpias como el gas natural.

Cada país está pensando cada vez más verde. Panamá está aportando con la transición energética y estamos buscando ser siempre ese ejemplo de que más países logren ese carbono negativo.

¿Qué opinión le merece la actividad minera en Panamá?

No manejo ese tema. Entiendo que se está tratando de hacer una minería más amigable para el ambiente, pero desafortunadamente es algo de lo que no podemos salir. Hay un cierto nivel de daño, todo lo que hace el ser humano causa un daño ambiental.

Si tuviese delante a los principales líderes políticos, ¿qué les diría sobre la brecha de género y el daño al ambiente?

Les diría que piensen en sus madres, piensen en sus hijas, piensen en sus sobrinas, que también tienen derechos y que tienen oportunidades. Es hora de tomar acción, no es hora de dar discurso, es buscar y dar el ejemplo.

Imagínese que le nombraran ministra de Ciencia. ¿Qué reformas concretas propondría?

Te diría tomar acciones más contundentes con lo que estamos implementando en política energética. Eso es importantísimo y que toda acción que se tome debe ir de la mano de la ciencia. Toda acción tiene que venir con investigación, evaluaciones, desarrollo tecnológico.

Panamá tiene mucho potencial, yo seguiría invirtiendo en capacitación. Que los estudiantes vayan a especializarse en el extranjero, eso abre muchas puertas. También invertir en desarrollo e investigación, trabajaría en una ley de las universidades del Estado para que se modifique la propia estructura organizativa de las universidades. Hay mucho que mejorar y ese vínculo entre el sector público, la academia y la empresa privada hay que estrecharlo muchísimo.

¿Cree que Panamá aún tiene el talento técnico y el recurso humano para impulsar industrias basadas en Stem?

Definitivamente. Panamá puede pasar de ser una industria de servicio a ser, como Finlandia, una de conocimiento. Poder dar nuestro conocimiento para crear. Aquí tenemos mucho potencial. Panamá por su posición puede ser un hub de conocimiento.

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