La economía verde definirá el futuro de las empresas
Fuente: La Estrella de Panamá
Recientemente se llevó a cabo de forma virtual el Foro de Ministros de Ambiente de Latinoamérica y el Caribe, el cual es organizado por la Oficina Regional para América Latina y el Caribe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma).
En dicho foro, el ministro de Ambiente de Panamá habló acerca de la urgencia de la acción climática en el país, Latinoamérica y el Caribe en medio de la emergencia y recuperación postcovid.
En este sentido manifestó que las acciones que ejecuta Panamá en el marco del programa nacional ‘Reduce tu huella’ buscan “dinamizar una recuperación económica verde y que debe ser el instrumento guía que permitirá al país alcanzar la meta de neutralidad de carbono para 2050”.
También expresó que Panamá construirá el primer sistema nacional de monitoreo y evaluación de la adaptación, el cual se integra a 17 indicadores que permitirán verificar avances en las medidas de adaptación al cambio climático en comunidades, ecosistemas y sistemas productivos.
egún el Pnuma, la economía verde es “aquella que da lugar al mejoramiento del bienestar humano e igualdad social, mientras que se reducen significativamente los riesgos medioambientales y a la escasez ecológica”.
La economía verde mide el grado de transformación económica en relación con la inversión y el crecimiento en los sectores verdes, el bienestar de la sociedad, y representa el impacto del desarrollo en función de la extracción y el agotamiento de los recursos.
Ya en su informe de 2011 el Pnuma estimaba que si se destinaba hasta un 2% del PIB mundial hasta el año 2050 a la transformación verde de la economía mundial, se podría generar la misma cantidad de empleos y crecimiento que la economía marrón (modelo tradicional) y que incluso superaría a esta última en el mediano y largo plazo, además de producir beneficios sociales y ambientales significativos.
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en su nota técnica regional ‘Panorama laboral en tiempos de la covid-19, una recuperación verde y justa en América Latina y el Caribe’ de noviembre, 2020, “el potencial de creación de empleos verdes en la región ligados a un proceso de descarbonización se estima en 15 millones de nuevos trabajos (OIT y BID, 2020).
“Estos nuevos cargos pueden ayudar a revertir la situación de pérdida de empleo producida por el virus, que se calcula en 47 millones de empleos destruidos hasta el momento” (OIT y Cepal, 2020).
Con la economía verde se busca mejorar el bienestar social, luchar por la equidad en la sociedad, combatir la escasez y disminuir las amenazas al medio ambiente; hacer uso eficiente de los recursos, disminución de las emisiones de carbono y responsabilidad social; incrementar los recursos públicos destinados a la lucha contra las emisiones de carbono, así como la creación de empleos verdes, y eficiencia energética y biodiversidad.
Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), “tomando en cuenta los cambios ambientales drásticos que se han producido en los últimos años, los conceptos de crecimiento verde, economía verde e industria verde –en el marco del desarrollo sostenible– han ganado cada vez más relevancia, destacando la importancia de cambiar los patrones de consumo y producción para impulsar el crecimiento económico y la sostenibilidad ambiental”.
“Tomando en cuenta los cambios ambientales drásticos que se han producido en los últimos años, los conceptos de crecimiento verde, economía verde e industria verde –en el marco del desarrollo sostenible– han ganado cada vez más relevancia, destacando la importancia de cambiar los patrones de consumo y producción para impulsar el crecimiento económico y la sostenibilidad ambiental”
CEPAL
“En este contexto, la forma en que el sector productivo y las empresas trabajan y producen es un factor clave para determinar la posibilidad de innovar, mejorar la productividad y competir en el mercado internacional”, explica el organismo.
Las organizaciones cambian de enfoque
Con el paso de los años vemos cómo empresas de todo tipo han reorientado sus objetivos y han incluido dentro de su ADN principios y metas en cuanto a economía verde. Tan importante ha sido este crecimiento que en nuestra región se realizan anualmente los premios Latinoamérica Verde, donde empresas envían sus proyectos y son evaluados tomando en cuenta los siguientes indicadores: productividad energética (con un valor del 15% de la calificación), productividad en emisión de gases de efecto invernadero (15%), productividad en agua (15%), productividad en desechos (15%), calificación de ingresos verdes (20%, se utiliza una metodología para determinar qué porcentaje de las ganancias de la empresa es verde), paga verde (10%, se refiere a si el desempeño verde de los ejecutivos se relaciona con sus sueldos), consejo de sustentabilidad (si existe un comité encargado de promoverla en la empresa, 5%), auditoría de métricas ambientales (5%).
En la edición 2020 Panamá quedó en el puesto Nº 204 de la lista de los mejores 500 proyectos evaluados con la ‘Instalación solar en el techo más grande de Panamá’ en la categoría de energía/energía limpia.
Obviamente, el mejor apoyo que pueden conseguir los Estados para avanzar en su proceso de migración hacia la economía verde son las empresas, lo que se ve casi como una acción obligatoria por parte de estas como consecuencia del cambio de patrón de conducta de los consumidores, que son cada vez más rigurosos al momento de escoger productos y servicios, orientando sus decisiones a la armonía con el medio ambiente, mediante prácticas de autosustentabilidad ambiental.
Aún cuando para algunas empresas adaptarse a la economía verde implica importantes costes, pues deben hacer grandes esfuerzos económicos, esta realidad debe verse más como una inversión que les permitirá perdurar en el tiempo, por lo que cada esfuerzo e inversión será revertido en beneficios no solo ambientales sino económicos para las empresas.