Panamá: un mundo de hongos por descubrir

Foto: La Estrella de Panamá. Hay otros tipos de hongos que generan gran variedad de productos útiles en la medicina y la industria, como son las vitaminas, enzimas, sustitutos de plasma, aceleradores de la cicatrización, anticancerígenos, polisacáridos, ácidos orgánicos, y muchos más.

Fuente: La Estrella de Panamá

Recientemente, en las tierras altas chiricanas, un grupo de científicos descubrió 17 nuevas especies de macrohongos, que nunca habían sido reportados en ninguna otra parte del mundo, un indicativo de que pueden existir muchas otras en el anonimato.

Tina Hofmann es una bióloga y micóloga, apasionada por los hongos, una afición  heredada de sus abuelos y sus padres.

En Alemania, en su tierra natal, sus parientes acostumbran recorrer los bosques y recolectar hongos comestibles. Era una tradición familiar que no solo compartía, sino que disfrutaba. Así creció, conociendo y diferenciando los hongos comestibles de los no comestibles.

El mundo de los hongos la atrapó. Y, como los planes de estudios no lograron satisfacer las curiosidades que le surgieron sobre estos organismos, decidió estudiar biología en la Universidad de Frankfurt, en Alemania, en donde encontró tutores que con sus conocimientos marcaron su carrera y su camino para siempre.  Una la encaminó a aventurarse a Panamá, a explorar los bosques y la diversidad de hongos del istmo.

Tina Hofmann, es una bióloga y micóloga, apasionada por los hongos, una afición  heredada de sus abuelos y sus padres.

Hofmann no solo se enamoró de la tierra istmeña sino que encontró un terreno fértil para la investigación en las tierras altas y bajas.  Y decidió quedarse para descubrir las miles de especies de hongos con funciones específicas, propiedades que se adaptan a diferentes usos, características únicas y presencia antigua en el planeta.

Y es que los hongos jugaron un papel muy importante en la evolución de las plantas, debido a su capacidad para desarrollar relaciones simbióticas (dependencia cercana y persistente entre dos organismos de distintas especies) con las raíces.

Este vínculo comenzó hace unos 500 millones de años y se calcula que el 95% de las plantas vasculares posee micorrizas (hongo asociado a las raíces de las plantas), sin las cuales la vida sobre la Tierra tal como la conocemos sería imposible.

Estos curiosos seres, los hongos, juegan un importante papel como descomponedores de la materia prima devolviendo al medio ambiente sustancias asimilables para plantas y animales.

También sirven como alimento para los humanos. De acuerdo con la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), entre 2000 y 2011 la producción de hongos comestibles se incrementó entre 80% y 85%.

Los hongos han sido poco estudiados por la escasez de micólogos y por la escasez de fondos para las investigaciones, agregó.

En la agricultura se usan para la producción de sustancias bioactivas (fungicidas y plaguicidas).  “Hay hongos que se utilizan para el control de plagas y así se evitan los pesticidas y químicos.

Los hongos también pueden usarse para la producción de potentes antibióticos.  El primero, más perfecto y reconocido de todos es la penicilina. Su descubridor, Alexander Fleming, observó cómo el hongo Penicillium notatum producía “algo” capaz de matar las bacterias. Este antibiótico ha salvado millones de vidas humanas.

En Panamá aún desconocemos el potencial de la gran cantidad de hongos que hay en el país para la producción de antibióticos, explicó Hofmman.

Hay otros tipos de hongos que generan gran variedad de productos útiles en la medicina y la industria, como son las vitaminas, enzimas, sustitutos de plasma, aceleradores de la cicatrización, anticancerígenos, polisacáridos, ácidos orgánicos y muchos más.

Estos curiosos seres, los hongos, juegan un importante papel como descomponedores de la materia prima, devolviendo al medio ambiente sustancias asimilables para plantas y animales.

Hay muchos otros usos. Los hay que pueden fungir como descontaminantes de suelos porque son capaces de captar metales pesados y otros componentes complejos y pueden convertirlos en componentes menos tóxicos.

Hofmann, investigadora de la Universidad Autónoma de Chiriquí, en conjunto con profesionales de la Universidad de Frankfort, Alemania, Hungría y Países Bajos, recolectaron y analizaron hongos de las tierras altas dominadas por árboles de roble, áreas protegidas como el Parque Internacional La Amistad, el volcán Barú y zonas aledañas a la cordillera de Talamanca.

Las muestras fueron colectadas y secadas en hornos especiales para preservarlas y convertirlas en muestras de referencia que ahora reposan en el herbario de la universidad regional. Otra copia reposa en la universidad alemana.

Una parte del estudio conllevaba el análisis morfológico y molecular de las especies.  El morfológico conlleva examinar las diferentes estructuras celulares de los organismos e identificarlos a nivel de género y especie.  Esto permite las descripciones morfológicas para lo que se toman imágenes que se convierten en una documentación científica de la muestra.

Mientras que el molecular implicaba la extracción del ADN de las muestras para secuenciar y determinar los componentes genéticos y, por último, comparar las diferencias entre uno y otro.

Después de determinar la existencia de las 17 nuevas especies de hongos, la científica y su equipo de colaboradores internacionales concluyeron que este estudio es importante porque demuestra que aún se desconoce una gran cantidad de especies de hongos.

Los hongos han sido poco estudiados por la escasez de micólogos y por la falta de fondos para las investigaciones, agregó.

La micología es una de las áreas de la ciencia más extensas y diversificadas, pero se encuentra todavía en sus inicios porque la mayoría de estos organismos son aún desconocidos para el hombre. Y su potencial es incalculable porque hay niveles de imprecisión muy altos sobre la diversidad de hongos del país.

La investigación destacó que las nuevas especies de hongos fueron halladas en áreas con muy poca intervención humana.  Según la científica, este es un indicio de que los organismos pueden ser indicadores de ecosistemas sanos.

Los resultados de la investigación fueron publicados en la revista científica Mycological Progress, que abarca el estudio de los organismos, incluyendo líquenes, publicado por Springer Science + Business Media en nombre de la Sociedad Micológica de Alemania. Pero la científica destacó que en el país la idea es seguir descubriendo el mundo de hongos que se esconde literalmente debajo de “nuestros pies”, y educar para lograr el aprovechamiento sostenible de la increíble diversidad.

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