¿Qué medidas establece el nuevo plan de manejo para el área protegida de la Cordillera de Coiba?
Fuente: Panamá América
En junio de 2021, Panamá amplió el área marina protegida de la Cordillera de Coiba de 17 mil a 68 mil kilómetros cuadrados aproximadamente, cumpliendo anticipadamente con la meta de la «Iniciativa 30×30» del Marco Mundial de la Diversidad Biológica de proteger el 30% de las áreas marinas del país para el 2030.
Menos de un año después, en febrero de 2022, el biólogo marino del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI) Héctor Guzmán, junto a un equipo consultor multidisciplinario, entregó el plan de manejo final para el área protegida ampliada que fue recientemente aprobada por el Ministerio de Ambiente de Panamá, según resolución número DM-No. 0089-2022 del 3 de marzo del 2022.
El área protegida ampliada de la Cordillera de Coiba, ubicada a 100 km al sur del Parque Nacional Coiba, es única en que cuenta con varias cadenas montañosas submarinas llenas de mucha biodiversidad por descubrir. Es un ecosistema que resguarda catorce especies de mamíferos marinos que la usan como zona de migración y alimentación, como la ballena azul, el cachalote y el rorcual del norte, además de tortugas marinas, peces picudos, tiburones y otras especies, en su mayoría vulnerables o en peligro de extinción según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
La ampliación del área marina protegida de la Cordillera de Coiba mejora la conectividad del Corredor Marino del Paciìfico Este Tropical, fortaleciendo la conservación y el uso sostenible de las aguas protegidas entre Isla de Coco en Costa Rica, Galápagos en Ecuador, Malpelo y Gorgona en Colombia y Coiba en Panamá.
«Meses de arduo trabajo con nuestro equipo consultor y más de 20 consultas ciudadanas nos permitieron diseñar y justificar la extensión y el Plan de Manejo del área protegida Cordillera de Coiba», dijo Guzmán.
«Fue una experiencia nueva para mí el poder coordinar con Héctor este esfuerzo de conservación tan grande para Panamá, y lo logramos», dijo Marco Díaz, coordinador general del equipo consultor.
El plan prohíbe completamente la pesca en dos terceras partes del área protegida, y en el tercio restante permite únicamente la pesca sostenible, como por ejemplo la pesca conocida como caña y línea (pole and line), que deberá regularse apropiadamente. Eso reducirá la pesca incidental de especies migratorias, la cual pone en peligro la salud de los océanos.
También propone una zonificación de usos novedosa y dinámica que debe reevaluarse cada dos años en adaptación al cambio climático y manejo pesquero, así como una gestión del plan de manejo basada en un comité de gobernanza balanceado, conformado por representantes de los distintos grupos locales e internacionales interesados. Entre otras cosas, el comité velará por la aprobación de las investigaciones científicas en la zona, establecerá las políticas de conservación y uso sostenible del área protegida y gestionará ayuda para el cumplimiento de sus objetivos y el mejoramiento de sus condiciones.
«Gracias al consorcio Blue Nature Alliance pudimos conseguirle fondos adicionales a Panamá para establecer por primera vez en el país un sistema de monitoreo satelital de la flota pesquera, que permita erradicar la pesca ilegal y controlar la legal. Esta será un área genuinamente protegida», dijo Guzmán.
Para el director de STRI, Joshua Tewksbury, es motivo de orgullo que el Instituto haya sido parte del equipo interinstitucional multidisciplinario que desarrolló con tanta dedicación la justificación para la expansión y el plan de manejo para el área protegida ampliada de la Cordillera de Coiba y espera continuar realizando colaboraciones basadas en la ciencia que permitan al país alcanzar otros hitos en pro de la sostenibilidad.