‘Capital natural’, un proyecto en pro de las aves y la resiliencia costera en Panamá

Foto: La Estrella de Panamá. Cada año entre 1 millón y 2 millones de aves playeras utilizan los humedales costeros del país, y para garantizar su conservación la Sociedad Audubon de Panamá y el Banco Interamericano de Desarrollo han desarrollado un proyecto ambiental. Aquí explicamos en qué consiste, su impacto en el istmo, y en la región.

Fuente: La Estrella de Panamá

Apoyar esfuerzos de adaptación al clima, reducir la degradación y la deforestación costera, incluir el carbono almacenado en los ecosistemas costeros y marinos en las contribuciones determinadas en el territorio nacional en virtud del Acuerdo Climático de París, así como construir mecanismos que impulsen el financiamiento hacia la conservación de manglares y costas, e impulsar el cambio de comportamiento en los distritos locales para apoyar la conservación de los activos naturales, son parte de los pilares del proyecto ‘Capital natural’, que busca asegurar la protección de la bahía de Panamá y las aves.

La iniciativa liderada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Sociedad Audubon de Panamá ha creado esta estrategia a través de un proyecto ambiental que ya arrancó en la bahía de Panamá y en la zona de Parita, para proteger el capital natural costero de Panamá.

Sin embargo, ¿por qué se desarrolla el proyecto en el istmo? Un punto que resaltar es que Panamá ofrece algunos de los hábitats de parada para las especies de aves playeras migratorias en las Américas.

De acuerdo con Audubon, cada año, entre 1 millón y 2 millones de aves playeras utilizan los humedales costeros de Panamá, que abarcan bosques de manglares, marismas, estuarios y marismas de agua dulce.

Solo la bahía de Panamá alberga un tercio de la población mundial de playeros occidentales, una quinta parte de los chorlitos semipalmados del mundo y docenas de otras especies de aves migratorias de América del Norte.

Asimismo, Panamá cuenta con otros hábitats importantes para las aves que albergan más de 1,000 de estas especies. No obstante, el desarrollo urbano acelerado –entre otros factores– ha afectado a lo largo de los años estos hábitats causando daños ambientales en los manglares.

En cuanto al proyecto, el vicepresidente senior del Programa de Alianzas Internacionales de la Sociedad Nacional Audubon, Aurelio Ramos, detalla que ‘Capital natural’ además del rol que cumplen Audubon Panamá y el BID, se efectúa con fondos del Gobierno británico. “Básicamente lo que busca es tener un plan piloto en la bahía de Panamá y en la zona de Parita, donde se demuestre que las soluciones basadas en la naturaleza son importantes para el planeta y para las personas que viven en estas áreas”.

Ramos señala que el proyecto tiene tres componentes grandes: primero la ciencia, que consiste en demostrar cuánto carbono se está facturando y que ese carbono pueda ser utilizado después por Panamá para sus compromisos internacionales, por ejemplo, en la mitigación del cambio climático.

Segundo, tiene un componente educativo, ya que Audubon Panamá trabaja paralelamente en el proyecto ‘Aulas verdes’ en Parita, junto con profesores y estudiantes, para generar un cambio en el comportamiento de las comunidades y de la gente hacia la importancia de la conservación ambiental.

El tercer componente es el de restauración y conservación en la zona de Parita.

El proyecto tiene una duración de tres años y ya arrancó con un fondo de $3 millones, donde está participando un grupo de científicos acompañados por alumnos de universidades nacionales e internacionales.

“El proyecto va a contribuir en la resiliencia costera impactando las cuencas, sector agrícola e inundaciones; no quiero decir que este trabajo vaya a solucionar en su totalidad estos problemas, pero sí hará un aporte significativo”, dice.

En cuanto al impacto a largo plazo, Ramos subraya que se busca replicar este modelo en otras áreas del mundo. “Todo se da en la bahía de Panamá y en Parita. Aquí hay manglares y humedales icónicos que han sido conservados por las comunidades, donde hay retos importantes por asuntos de desarrollo; sin embargo, al generar la importancia de resguardar estos sitios por temas de carbono e inundaciones, esto servirá como ejemplo”.

Agrega que otro aspecto que también gestionan es la inversión de recursos en desarrollo. “Estos se van a dar en saneamiento básico en la región, ya que cerca del 60% de los latinoamericanos vivimos a 60 kilómetros de las costas y las necesidades de saneamiento básico son evidentes, por eso creemos que al incluir esta solución basada en naturaleza podremos no solo invertir en esta infraestructura, sino ver esos humedales como un componente que formará parte de ese saneamiento”.

Es la primera vez que la Sociedad Audubon realiza un proyecto de esta magnitud en la región relacionado con el cambio climático y el impacto del carbono en el medioambiente. “Esta iniciativa es integral ya que abarca ciencia, educación e inversión en restauración y conservación, que también involucra al sector público y privado, así como a la sociedad civil”.

Audubon y su labor en Panamá

La Sociedad Nacional Audubon ha estado trabajando para apoyar la acción científica y de conservación en Panamá desde 2006, en asociación con la Sociedad Audubon de Panamá con agencias gubernamentales y el sector privado.

Su enfoque está en las áreas de ciencia y monitoreo, donde utilizan el monitoreo y análisis científico de especies nuevas y ampliadas para identificar áreas de hábitat importantes y apoyar la toma de decisiones.

También apoyan en la resiliencia y adaptación al cambio climático como parte del ‘Plan de Acción de Cambio Climático para las Américas’; desde la organización se enfocan en el manejo de los humedales y otros hábitats de Panamá.

En adición, fomentan la conciencia ciudadana a través de programas escolares y actividades de divulgación que empoderan a las personas para que se preocupen por las aves y comprenden la importancia de la conservación.

Ramos anota que los manglares de Panamá brindan importantes servicios ecosistémicos tanto a las aves como a las personas. “Los manglares protegen las comunidades costeras de las inundaciones, almacenan la contaminación por carbono en sus raíces y hojas, y proporcionan un hábitat para una variedad de vida silvestre”.

Los manglares en el istmo también son fundamentales para la economía, ya que brindan viveros para camarones y peces capturados comercialmente que generan millones de ingresos al año.

“Esperemos que con este proyecto de ‘Capital natural’ se cambien las percepciones sobre el valor de los manglares costeros y que Panamá pueda utilizar los resultados de este trabajo como un ejemplo de cómo están reduciendo sus emisiones y adaptándose al cambio climático”, manifiesta.

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