Coiba AIP impulsa la gestión de playas en el Parque Nacional Coiba
Un proyecto de Coiba AIP se enfoca en la evaluación del paisaje costero del Parque Nacional Coiba y en los atributos biológicos de sus playas con miras a la ordenación y promoción de un turismo de naturaleza
Fuente: La Estrella de Panamá
Las playas son ecosistemas particulares. Por un lado, tienen una función recreativa y valor turístico, y por el otro, brindan servicios ambientales como la protección contra tormentas o inundaciones en las zonas internas de las costas, son áreas de anidación y reproducción de diversas especies, y tienen una alta resiliencia.
No obstante, si las intervenciones humanas superan su capacidad de resiliencia, no se podrán recuperar y, por eso, es necesario actuar de manera preventiva mediante la gestión de playas.
“La gestión de playas consiste en las acciones que procuran que una playa conserve su valor natural y sus funciones ecosistémicas. Esta gestión puede tener un enfoque turístico más allá de la oferta tradicional de sol y playa. Entre esas opciones están el turismo científico y el turismo de naturaleza”, explica Camilo M. Botero, explorador, geógrafo costero y doctor en gestión de agua y la costa.
El Dr. Botero ha realizado investigaciones relacionadas con la gestión y certificación de playas, es profesor de la Universidad Sergio Arboleda en la ciudad de Santa Marta, Colombia, y miembro de la red iberoamericana Proplayas, que reúne 17 países y más de 400 miembros, incluyendo científicos y organizaciones de la sociedad civil, entre otros.
Como investigador asociado a Coiba AIP, trabaja en un proyecto sobre la gestión de playas y el turismo de naturaleza y científico en el Parque Nacional Coiba.
Proyecto
En una conversación durante el Congreso Latinoamericano de Ciencias del Mar (Colacmar) celebrado en Argentina en 2019, el director ejecutivo de la Estación Científica Coiba AIP, Dr. Edgardo Díaz-Ferguson y el Dr. Botero, se plantearon la importancia de estudiar las playas del Parque Nacional Coiba para determinar cómo debían ser gestionadas.
En 2020 surgió el proyecto de ambos investigadores, el cual está enfocado en la evaluación del paisaje costero del Parque Nacional Coiba (PNC) y de los atributos biológicos de las playas. Pero con la pandemia de covid-19 quedó en pausa.
“Se necesitaba hacer una investigación exploratoria sobre las playas y cuál sería la mejor gestión con un enfoque de conservación porque, en un parque natural, la gestión turística normal no es aplicable, sería contraproducente”, expresa Botero.
La investigación, que comprende cuatro visitas al PNC, empezó en febrero de 2022 y debe terminar en marzo de 2023. La primera exploración se hizo a finales de marzo de este año, al norte de la isla Coiba.
La segunda gira fue entre julio y agosto, en la cual recorrieron la isla de Coiba y los archipiélagos cercanos, el islote Granito de Oro y las islas Ranchería, Coco, Jicarón y Jicarita.
“Solo en campo fueron seis días entre recorridos en lancha y acampar. Tuvimos el apoyo del Ministerio de Ambiente y de la Policía Ambiental. El oleaje no permitía llegar a todas las playas en la lancha. En esos casos saltamos y nadamos entre 200 y 300 metros llevando un dron y los equipos electrónicos en una bolsa especial hasta la playa”, relata el Dr. Botero.
La Dra. Cristina Pereira, experta en Ciencias de la Tierra y piloto certificada de dron, se encargó de hacer mapas de algunas playas. La idea es hacer un mapa y un fotomosaico de las playas con resolución de 3 cm a 5 cm por píxel. Pero no todas las playas tienen un nombre para incluirlo en los mapas.
“Inicialmente, las registramos como ‘Coiba 1’, ‘Coiba 2’… El personal de parques nacionales nos dio algunos nombres ya existentes. A las demás, las nombramos según los elementos naturales que las identificaban. Por ejemplo, la bióloga Sara Justo, estudiante de tesis que ha trabajado con Coiba AIP por más de tres años, nombró una playa ‘Leucas’ por una especie del tiburón toro que se encuentra allí. A otra playa la llamamos “El ermitaño”, por los cangrejos ermitaños y a otras, ‘Dolly’ por unas babosas y ‘Jaguillo’ por los árboles”, relata el investigador colombiano.
Las playas del PNC tienen diferentes tipos de arena y de varios colores. Para conocer más sobre su origen y sus propiedades, la bióloga Sara Justo ha recolectado muestras de arena y de fauna asociada para ser analizada.
Los doctores Edgardo Díaz-Ferguson y Humberto Garcés, coinvestigadores del proyecto, realizarán una caracterización granulométrica de las playas y una valoración de la biodiversidad encontrada en la zona litoral a nivel de epifauna (fauna asociada al substrato en su parte superficial) en cada una de las playas estudiadas.
Uno de los resultados que se espera del proyecto es generar el mapa de más de 40 playas con sus nombres, la información de los organismos que se encuentran en ellas y la evaluación de paisaje.
Certificación
La tercera gira está prevista para septiembre, con el fin de evaluar y certificar de una a tres playas.
La certificación se obtiene a partir de una evaluación del paisaje costero, usando un método científico validado internacionalmente desde hace 20 años. Se toman en cuenta 26 parámetros que determinan el estado de conservación de la naturaleza de cada playa. Las que conservan su naturaleza original, son clasificadas como 1 y 2. Estas son las únicas que se van a certificar en el PNC. Las playas que ya no tienen nada natural o que han sido destruidas, son evaluadas como 5.
En este proyecto, Coiba AIP tiene como aliado al Consorcio Certificando Playas, un ‘spin off’ de la Red Proplayas y cuenta con seis nodos de la red para crear una certificación turística distinta al turismo de sol y playa. Los certificadores deben tener un doctorado relacionado con Ciencias del Mar.
El Dr. Botero será evaluador nacional por Coiba AIP y el Dr. Alfredo Cabrera, de Cuba, el evaluador internacional. Ambos deberán ir a las playas y aplicar el método nuevamente, y si las playas son clasificadas como 1 o 2, pasan el filtro.
Luego, representantes de Coiba AIP, en conjunto con los del consejo directivo del PNC y del Ministerio de Ambiente deben hacer un programa de monitoreo de los elementos naturales de las playas certificadas, para garantizar que el paisaje no se dañe; un programa de mantenimiento de los elementos humanos de la playa, entre ellos, que se mantenga limpia, que no se ubiquen construcciones y que no se genere ruido; y un plan de promoción turística enfocado en el turismo de naturaleza y científico.
El Dr. Botero concluye que, al final, este proyecto dejará las bases para tener una línea de investigación en gestión y certificación de playas, y no solo en Coiba, sino también en su zona de influencia, y otra línea unida al plan estratégico de Coiba AIP y sus áreas críticas de investigación. “Desde la ciencia, queremos aportar para planear a mediano y largo plazo, un turismo de alto valor, consciente y responsable”.
Colacmar
Del 19 al 23 de septiembre, Panamá será sede del XIX Congreso Latinoamericano de Ciencias del Mar. El Dr. Camilo M. Botero, investigador asociado de Coiba AIP, dictará un minicurso de evaluación de paisaje costero y, junto con el Dr. Alfredo Cabrera, coordinará un minisimposio en investigación de playas. Más información: https://colacmar.org/