¿Cuánta agua podemos cosechar?

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Fuente: La Estrella de Panamá

Panamá tiene 52 cuencas hidrográficas repartidas entre las vertientes del Pacífico y del Atlántico, según el Instituto Nacional de Estadística y Censo de Panamá (Inec). De las 52 cuencas, 34 descargan en el Pacífico y 18 en el Atlántico, y entre ellas se contabilizan más de 500 ríos, siendo un ejemplo de esto las cuencas de los ríos Matasnillo, Juan Díaz, Matías Hernández y Tapia, que forman parte de las cuencas en la ciudad de Panamá.

En el caso del río Juan Díaz, esta cuenca contiene diversos ríos o afluentes que alimentan el cauce principal del río, algunos de estos afluentes son los ríos Las Lajas, María Prieta, Naranjal, Palomo, la quebrada Espavé y la Malagueto, entre otros.

Según registros del Inec, en la provincia de Panamá el promedio anual de precipitación fluctuó entre los años 2013 y 2015 cerca 3.000 a 1.800 milímetros anuales. Es decir, en un mes los valores promedio de precipitación estuvieron entre 250 a 150 milímetros, lo que da cerca de 8 milímetros de promedio diario. Estos valores no incluyen los valores extremos.

Los pronósticos de lluvia están dados en cuál es el rango de valores de precipitación esperados durante el evento meteorológico, como las depresiones o tormentas tropicales; estos valores se dan en milímetros por hora, y esta medida de mm/hora expresa la intensidad de lluvia.

Si la intensidad de precipitación está entre 15 y 30 mm/hora, el pronóstico indica lluvia fuerte; lluvias muy fuertes entre 30 y 60 mm/hora, y lluvias torrenciales cuando el pronóstico indica lluvias por encima de 60 mm/hora).

La Empresa de Transmisión Eléctrica, S.A (Etesa) describe en su plataforma digital que la región del Pacífico de Panamá “se caracteriza por abundantes lluvias, de intensidad entre moderada a fuerte, acompañadas de actividad eléctrica que ocurren especialmente en horas de la tarde”, por lo que las lluvias esperadas pueden estar entre los 15 a 60 mm/hora”.

Esta condición hace de Panamá un país con alta disponibilidad de agua.

Cosecha de agua

La plataforma digital del Observatorio Hidrológico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) explica que 1mm de lluvia es igual a 1 litro por cada metro cuadrado, es decir, “si 1 mm = 1 litro por cada metro cuadrado imagina 100 mm = 100 litros por cada metro cuadrado”.

Con esta definición matemática, si en una depresión tropical la intensidad de lluvia es de 30 mm/hora y llueve 1 hora, se tiene la oportunidad de recoger (cosechar) 30 milímetros de agua lluvia, lo que equivale a 30 litros de agua en un metro cuadrado (este es un ejemplo hipotético de la cantidad de agua aprovechable durante la tormenta).

Es por ello por lo que la cosecha de agua es atractiva para almacenar agua cuando es la estación lluviosa, para utilizarla durante la estación seca como agua para riego, agua para usos domésticos o usos ganaderos.

El documento ‘Captación y aprovechamiento de agua de lluvia en América Latina, experiencias y conclusiones de un debate’, de la Comisión Económica para América Latina (Cepal), incluye, además, un punto sobre los tipos de consumo, aclarando que:

“La desigualdad en el acceso a los recursos hídricos afecta a las personas de forma diferente. En un extremo se ubican las personas en situación de vulnerabilidad para las cuales el acceso al agua es una cuestión de supervivencia; en el otro extremo, especialmente, la minería, producción forestal y agricultura de exportación, que suponen una gran demanda de agua. A esta situación se suman los nuevos hábitos de consumo y alimentación que suponen un incremento en el consumo de agua”.

En este documento se indica que la captación y aprovechamiento del agua debe ser incluida en las políticas públicas, en la institucionalidad y en el marco legal de los recursos hídricos, de manera que se vislumbre un desarrollo sostenible con alternativas técnicas que consideren la posibilidad de almacenar agua para reducir la presión sobre los recursos hídricos.

La cosecha de agua tiene múltiples beneficios, entre los que se encuentra que puede ser aplicada a diferentes escalas.

Usos de la cosecha de agua

El Banco Mundial (BM) publicó en su plataforma digital que “el uso del agua para fines agrícolas es un tema central en cualquier debate sobre los recursos hídricos y la seguridad alimentaria”.

En promedio, en la agricultura se ocupa el 70% del agua que se extrae en el mundo, y las actividades agrícolas representan una proporción aún mayor del “uso consuntivo del agua” debido a la evapotranspiración de los cultivos.

A nivel mundial, más de 330 millones de hectáreas cuentan con instalaciones de riego. La agricultura de regadío representa el 20% del total de la superficie cultivada y aporta el 40% de la producción total de alimentos en todo el mundo.

Frente a este escenario la cosecha de agua en Panamá puede aplicarse en los sectores productivos donde la estación seca represente un desafío para el riego de los cultivos; en este sentido, la plataforma digital del Consejo Nacional del Agua (Conagua) indica que Panamá busca alcanzar las metas establecidas en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, así como al Plan de Seguridad Alimentaria, Nutrición y Erradicación de la Pobreza de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), a través del programa Mesoamérica sin Hambre Amexcid-FAO, una iniciativa de cooperación sur-sur triangular liderada conjuntamente por el Gobierno de México, a través de la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Amexcid), y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Esta iniciativa de cooperación ha permitido impulsar la captación y aprovechamiento del agua de lluvia en Panamá, a través de sistemas de captación de agua ubicados en comunidades rurales, de allí que, en el año 2020, el Conagua elaboró la propuesta de proyecto enfocada a asegurar la disponibilidad de agua de buena calidad en comunidades rurales e indígenas con acceso limitado o deficiente al recurso hídrico.

Este proyecto, conocido como Sistemas de Captación de Agua Lluvia (Scall) es desarrollado en sinergia con el Ministerio de Educación de Panamá (Meduca) y tiene cuatro objetivos específicos que van desde implementar Scall en escuelas públicas a nivel nacional, contribuir con la salud de la población en zonas vulnerables dotando de agua potable a las escuelas, hacer sinergia con el plan Colmena que impulsa el Ministerio de Desarrollo Social, y generar medidas prácticas para la adaptación a los efectos climáticos adversos como el fenómeno de El Niño.

Uno de los mayores beneficios que conlleva este proyecto es que al dotar de agua apta para consumo humano a las escuelas, las actividades de agua, saneamiento e higiene pueden ser llevadas a cabo por los estudiantes, lo que disminuye el porcentaje de deserción escolar en las niñas y adolescentes.

Desafíos

Uno de los grandes desafíos que tiene la aplicación de tecnologías como esta, es la concienciación de los usuarios del agua, puesto que, si aprendemos a contabilizar el consumo diario de agua que tenemos, sabremos el valor del recurso cuando escasee.

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