Cuenca: riqueza ambiental

Foto: YouTube. Siendo las cuencas hidrográficas las que constituyen el objeto de estudio, tanto de la hidrografía como de la hidrología e hidráulica, su análisis es fundamental en los estudios de planificación regional porque según la cantidad de agua y su disponibilidad se establecen las ciudades.

Fuente: La Estrella de Panamá/Haydée Osorio Ugarte

Panamá tiene 52 cuencas hidrográficas y 500 ríos, de los cuales 350 drenan en la costa del Pacífico y el resto en el Caribe. De dichas cuencas hidrográficas, las más importantes son las del río Chagres y la del río Changuinola, explica el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en una publicación sobre el agua en la economía de Panamá.

Como lo indica el BID, el agua es uno de los activos que hacen de Panamá un país rico en recursos hídricos. La riqueza proviene de la unidad de gestión del agua conocida como cuenca y definida como el territorio cuyas aguas fluyen todas a un mismo río, lago o mar.

Las cuencas se conocen, además, como accidentes geográficos que se denominan cuenca fluvial o cuenca hidrográfica. Siendo las cuencas hidrográficas las que constituyen el objeto de estudio, tanto de la hidrografía como de la hidrología e hidráulica. Su análisis es fundamental en los estudios de planificación regional porque según la cantidad de agua y su disponibilidad se establecen las ciudades.

La Antigua Roma es un ejemplo del desarrollo de ciudades planificadas alrededor de sus cuencas. En el caso de Panamá, la ciudad ha crecido y se ha desarrollado en torno a la cuenca del río Chagres, cuya agua potabilizada abastece a cerca de 2 millones de habitantes y a la vez impulsa diversas industrias de las que dependen sus habitantes.

Las cuencas contienen a los ríos y los ríos abastecen al bosque húmedo tropical que crece y sostiene las cuencas. Los bosques contienen la biodiversidad que es una de las riquezas más tangibles que producen las cuencas. Las aves, los peces, los mamíferos y el ser humano dependen del hábitat generado en las cuencas, en los bosques. Si bien es cierto que los países están divididos por fronteras geopolíticas y administrativas, las fronteras de las cuencas son independientes de estos límites, es decir, la cuenca en la unidad de gestión del territorio natural.

Cuenca del río Changuinola.Archivo La Estrella de Panamá

Cuencas saludables

La biodiversidad y su sostenibilidad dependen de la salud de la cuenca. Según el Consejo Nacional del Agua en México, una cuenca saludable es aquella que está en armonía con las necesidades de la gente, la tierra, y los recursos naturales, equilibrio que garantiza la salud de los suelos, el aire, el agua, las plantas y los animales.

Con este equilibrio, las sociedades consolidan economías estables para que los ciudadanos puedan disfrutar de una mejor calidad de vida y ambiente.

Actividades de las cuencas

El equilibrio de las cuencas saludables se establece a través de la planificación regional, pues al ordenar el territorio, se ordenan la extensión y los tipos de actividades que serán distribuidas dentro de la cuenca. Las actividades varían de acuerdo con las necesidades de las sociedades, gobiernos o comunidades, siendo posible desarrollar actividades que varían desde ganadería, agricultura y pesca hasta industrias lácteas, textiles o avícolas.

Sin lugar a dudas, las cuencas albergan los polos de desarrollo de las naciones, tanto en las áreas urbanas como en las rurales.

¿Cómo se gestionan?

“La gestión de los recursos naturales dentro del territorio de una cuenca hidrográfica es una opción valiosa para guiar y coordinar procesos de gestión para el desarrollo, considerando las variables ambientales”, indica la Comisión Económica para América Latina (Cepal). Este término de gestión nació como manejo de cuenca y fue aplicado en América Latina y el Caribe a fines de los años 60.

El término fue producto de la expresión en idioma inglés: watershed management. Su objetivo inicial era controlar la descarga del agua captada por las cuencas en cantidad, calidad y tiempo de ocurrencia. Al final de la década de 1960, se consideraba el uso del término por el aumento de proyectos de embalses para hidroeléctricas en América Latina. Se requería el manejo de la flora, fauna, bosques y tierras para aprovecharlos y conservarlos.

En las décadas siguientes, indica la Cepal, el término evolucionó de manejo de cuenca a gestión ambiental, pasando de enfrentar el tema del control y aprovechamiento del agua en cuencas con construcciones de obras hidráulicas, a abordar la administración del agua en cuencas.

De allí evolucionó a desarrollo de cuencas para controlar la erosión que afectaba los embalses construidos, evitando deslizamientos y controlando inundaciones. El término se transforma en gestión ambiental.

Gestión integrada de cuencas

La gestión ambiental impulsó la necesidad de conservar los activos verdes y azules de las cuencas, por lo que el término evolucionó a gestionar de forma integrada estos activos.

Panamá gestiona sus activos verdes y azules a través del Departamento de Manejo Integrado de Cuencas, del Ministerio de Ambiente (MiAmbiente). En este departamento se establecen los mecanismos de integración entre la sociedad civil y las instituciones públicas como plataforma para la administración de los recursos naturales, se promueve la participación ciudadana en la toma de decisiones y se vela por el manejo sostenible de las cuencas hidrográficas.

Desafíos en la gestión integrada de cuencas

La agencia de las Naciones Unidas que lidera el esfuerzo internacional para poner fin al hambre (FAO) indica que “los usos abusivos y erróneos y la contaminación amenazan cada vez más la disponibilidad y la calidad del agua; y se considera con frecuencia que los bosques influyen fuertemente en ambas”, para la FAO la planificación urbana y la deforestación forman parte de las causas que afectan la disponibilidad de agua de una cuenca.

Proyecto agua salud

Para gestionar las cuencas es primordial su entendimiento. Establecer cómo se conectan los árboles del bosque con el suelo y el subsuelo, cómo infiltra el agua en el suelo y por dónde lo hace, qué tipo de fauna y flora posee el bosque de acuerdo con sus características ambientales y, cuál es la relación del bosque con los corredores biológicos de las aves y mamíferos con preguntas claves para conservar los activos verdes y azules.

Si entendemos las conexiones del bosque con su equilibrio natural, podremos utilizar sus activos sin deteriorar las cuencas y sus recursos. El proyecto de agua salud (Agua Salud Project) del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales en Panamá ha encontrado respuestas a varias de estas preguntas.

“Este proyecto identifica las formas de restaurar de manera eficiente los bosques tropicales dentro de la cuenca del Canal de Panamá, que han sido degradados a través del uso de la agricultura. Mediante la exanimación de los bienes y servicios hidrológicos y relacionados con la biodiversidad y el almacenamiento de carbono que estos bosques proporcionan”, describe su página web.

Entender de qué modo las aves y los mamíferos regresan al lugar y vuelven a poblar el paisaje en un proceso de regeneración es uno de los hallazgos más relevantes para el proyecto, puesto que estos pueden ser aplicados en todas las regiones tropicales de América.

El futuro de las nuevas generaciones

La riqueza ambiental de Panamá está fuertemente ligada a sus bosques y a la gestión integrada de sus cuencas.

Conservar las 52 cuencas hidrográficas del país es un desafío, sin embargo, de esto depende el desarrollo económico.

La conservación del ambiente es para Panamá la mejor garantía del desarrollo sostenible para las generaciones actuales y futuras.

La autora es investigadora científica en recursos hídricos e ingeniera civil. También es doctora en ingeniería agrícola con mención en recursos hídricos en la agricultura (Chile).

También te podría gustar...