Educar: la herramienta para proteger los océanos

En Punta Chame hay una organización que se dedica a recoger huevos de tortugas marina para llevarlo un nidos artificiales. Un proyecto de conversación en un “mundo de océano” contaminado

Playa El Rompío, ubicada en la provincia de Los Santos. Foto de: Roberto Barrios | La Estrella de Panamá

Fuente: Educar: la herramienta para proteger los océanos

Autor del Articulo: María A. Carrasquilla R.

Eran las 9:30 p.m. del pasado jueves, cuando Jorge Padilla recogía los huevos de la especie de tortuga marina más pequeña: lora.

Padilla y otros cuatro jóvenes recorren los 4,5 kilómetros de la playa de Punta Chame en busca de los huevos, que son llevados a un nido artificial construido por la fundación sin fines de lucro Tortuguias, que trabaja en la conservación de las tortugas marinas y otras especies del ecosistema.

El principal objetivo de la organización es educar y crear consciencia sobre las constantes amenazas de extinción que sufren las tortugas marinas en Panamá, entre las que se mencionan la extracción de los huevos, la obtención de concha o escamas, el consumo de la carne, de acuerdo con un estudio de la fundación MarViva.

En Punta Chame, dice Padilla, la principal amenaza que sufre la tortuga lora proviene de los depredadores animales, y el ciudadano que captura los huevos y mata el animal para su consumo. “Hay ciertas personas que nos amenazan porque protegemos a las tortugas”, dijo Padilla, al tiempo que daba indicaciones a los jóvenes que guardaban los huevos en los nidos artificiales.

Uno de los principales problemas que enfrentan los océanos es la contaminación. Foto de: Roberto Barrios | La Estrella de Panamá

Aunque las amenazas que ha recibido Padilla han sido de residentes de su comunidad, también ha tenido apoyo moral porque “la mayoría” avala el proyecto de conservación, que incluyó capacitaciones.

“Los jóvenes fueron capacitados con talleres hace nueve años en la fundación y hasta ahora estamos viendo los frutos”, dijo. Egresados del programa acompañaron a Padilla en la labor de recoger huevos en la noche del pasado jueves.

Otra amenaza que sufren las tortugas lora es la contaminación que tiene el océano, agrega el ambientalista, y considera que es un “problema muy crítico”. A la contaminación que pone en peligro de extinción a las tortugas lora, se suma el uso de trasmallo en el mar.

No se debe permitir que estos desechos lleguen a las áreas de alimentación de estas especies. La acumulación de plásticos impide anidar a las tortugas marinas que, además, tienden a comerse estos materiales, reclamó Padilla.

Wanda Díaz seleccionará desechos que bajan por el río Juan Díaz. Foto: Cedida.

Un problema complejo

El biólogo marino y director ejecutivo de la Estación Científica Coiba (Coiba AIP), Edgardo Díaz Ferguson, señala que la contaminación de los océanos es un problema transnacional, porque la basura que llega al mar panameño puede provenir de cualquier país, incluso de Asia. Sin mencionar, las personas que acuden a las playas y no disponen correctamente los desechos sólidos.

“En Panamá el problema de la basura es grande y es un reflejo de lo que ocurre en la ciudad capital. Es un tema complejo que requiere de ingenieros ambientales, de una voluntad política, de educación, y precisa que la sociedad tenga alternativas”, dijo. Habla de sistemas de reciclaje que contemplen sitios adecuados para depositar los desechos.

Para combatir el problema de contaminación de los océanos se requiere de sinergia de todos los países. “Estamos hablando de cinco océanos que cubren más del 70% del planeta en agua; esa hidrosfera que nos rodea está conectada. Los problemas pueden afectar a unos más que a otros, pero estamos hablando de la acidificación de los océanos, aumento de la temperatura de los océanos, contaminación, fragmentación de los hábitos por el desarrollo de la costa, introducción de especies invasoras donde no deben ser llevadas, afectando las especies nativas”, reclamó.

Jorge Padilla es ambientalista. Foto: Cedida.

Hay una serie de factores que se pueden controlar como sociedad, pero hay otras que son globales. Por ejemplo, la contaminación atmosférica es un problema del que Panamá es un actor más, pero no el principal porque el país no emite tanta contaminación como las grandes naciones que afectan a los océanos.

Díaz Fergursón, quien posee un doctorado en biología marina, recomienda educar a las personas sobre la disposición de la basura. “Debemos trabajar como sociedad en esos programas y al mismo tiempo educar a las nuevas generaciones y concienciar sobre los desechos sólidos que al final siguen transformando a los océanos y afectando a la flora o transformándose en microplástico que al final termina en la cadena alimentaria, y lo consumimos nosotros a través de los peces”.

La psicóloga Yorvalinda Velasco explica que para poder desarrollar programas de sensibilización ambiental, primero se debe hacer un diagnóstico en la comunidad para conocer las conductas de las personas. “¿Qué está sucediendo?, ¿cuál es esa forma de pensar?. ¿cuáles son los valores de la comunidad?, ¿qué piensa la gente?”, plantea Velasco.

“Me ha tocado ver personas que tiran basura en el suelo, y dicen: si yo no tiro basura en el suelo las personas que limpian no tienen que hacer, entonces hay una cultura equivocada sobre la colocación de los desechos”, recalcó.

Velasco recomienda hacer diagnósticos sobre esta realidad e intervenciones que no solo debe ser que las personas conozcan sobre el medioambiente, sino cómo incidir y sensibilizar a las personas.

Los programas pueden ser, añade la psicóloga, desde el aspecto educativo en la investigación. “Necesitamos desarrollar un pensamiento crítico sobre lo que estamos consumiendo, y cómo eso tiene impacto en la calidad de vida del ambiente; por ejemplo, el plástico que desechamos, la cantidad de basura que desechamos, los estilos de vida, cómo desechamos, cómo reciclamos. Tomar conciencia, si el sujeto llega a tomar conciencia de ese accionar, familiar, comunitario, en el ambiente, podría generar cambios”.

Generar conciencia

Wanda Díaz es la primera rueda sostenible flotante de América Latina, ubicada a orillas del río Juan Díaz para detener y recoger la basura que baje por el cauce. Este es un proyecto innovador, pero sus organizadores hicieron “hincapié en que Wanda ayudará a dar visibilidad, pero no es sostenible a largo plazo”.

Wanda será dotada con dispositivos que le permitirán identificar y categorizar los desperdicios de forma automatizada, usando herramientas de inteligencia artificial y dinamizando los procesos de separación, reciclaje o descarte de los materiales que provienen de la cuenca alta y media del río Juan Díaz.

Aunque Wanda trabajará a partir del 22 de septiembre junto a la barrera o basura (B.O.B) “viene a ayudarnos nada más, ellos nos ayudan a dar visibilidad, realmente no es sostenible a largo plazo, no podemos tener Wandas y B.O.B en todos los ríos del mundo, si no que debemos tratar de no tenerlos, cambiar nuestros hábitos, buscar alternativas, y en un futuro ojalá cercano digamos: bueno, no necesitamos a Wanda, tenemos un río limpio, un río sano. Estas son soluciones a corto plazo temporales, no a largo plazo”, remarca Sandy Watemberg, directora ejecutiva de Marea Verde.

Watemberg dijo que Wanda estará acompañada de programas de sensibilización para generar conciencia en las personas.

Jazmina Rojas, coordinadora del programa de sensibilización de Marea Verde, explicó que el programa consiste en conocer “esos hábitos de consumo de esas comunidades de la cuenca del río Juan Díaz”.

Una vez recabada esta información se puede “establecer qué es lo que requiere esa comunidad para que logre entender que es parte fundamental para lograr el cambio y minimizar la contaminación por los desechos sólidos”.

Para la experta, las comunidades han estado dispuestas a escuchar las propuestas, sin embargo, enfatiza que la información debe ser llevada “de manera sencilla” para que los “esfuerzos” sean del “día a día, en sus actividades cotidianas. Las personas no quieren más trabajo, pero lo hacen cuando ven la relación beneficio”.

Al finalizar la noche del jueves 16 de septiembre, el equipo de patrullaje de Jorge Padilla rescató tres tortugas y 250 huevos. “Se mojó todo el equipo, pero nos fue muy bien, gracias a Dios”, comenta el ambientalista tras una larga jornada laboral.

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