Reducir su ‘huella de carbono’, el nuevo desafío de las empresas

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Unas 158 empresas y entidades públicas del país se han comprometido este año a reducir sus emisiones de gases contaminantes, como parte del programa ambiental “Reduce tu Huella”.

En términos generales, estas organizaciones empresariales, públicas y algunas de la sociedad civil deben reducir su “huella de carbono”, que no es más que la contaminación o gases de efecto invernadero que generan como parte de su cadena de producción diaria.

Se trata de una iniciativa que impulsa el Ministerio de Ambiente (Miambiente) conjuntamente con el Centro Regional de Colaboración para América Latina de ONU Cambio Climático y CAF – Banco de Desarrollo de América Latina.

El fin específico del programa es identificar y medir las fuentes de emisión que más contaminan por sus operaciones y en base a esa información implementar acciones de reducción.

De momento, las organizaciones participantes pertenecen en un 47% a servicios; 16%, a industrias manufactureras; 13%, a profesionales científicos; 12%, a comercio; 6%, a la banca; 3%, a agricultura; y 3%, a transporte. Ahora estás 158 organizaciones tendrán hasta el 30 de octubre para entregar su inventario de gases de efecto invernadero.

Este es el primer programa gubernamental voluntario de gestión de huella de carbono a nivel organizacional que se realiza en el país, y según el Ministerio de Ambiente fue creado en 2021. Ese año, 71 organizaciones nacionales mostraron su interés en participar y reportar su huella de carbono, mientras que en 2022, el programa cerró su registro el 22 de junio con 158 organizaciones que optaron por integrarse a la iniciativa.

Los resultados

De acuerdo con Miambiente, de las 71 empresas registradas en 2021, unas 56 culminaron su reporte durante el primer año de monitoreo y, de ellas, 25 se comprometieron con alcanzar la “neutralidad de carbono” para el año 2050. Eso implica alcanzar un resultado neto de cero emisiones de gases de efecto invernadero, es decir, emitir a la atmósfera la misma cantidad de gases que se absorbe por medio de otras vías o mecanismos.

Mientras, las 158 empresas y entidades públicas que se inscribieron este año tendrán hasta octubre para entregar su inventario de gases de efecto invernadero a Miambiente.

En el país, además de medir la huella de carbono, también arrancó una iniciativa parecida para medir la huella hídrica de las empresas. De momento, 34 empresas han aceptado medir el agua que consumen, para su posterior reducción y compensación. La importancia de participar en este programa es que se continúe trabajando en la gestión del recurso, y que se le de valorización real al uso del agua dentro de las actividades cotidianas, procesos productivos, tareas administrativas, entre otras.

Para Miambiente, las empresas y la sociedad civil juegan un rol determinante en la conservación ambiental, ya que la acción climática no se puede hacer sola.

“Para que este proceso logre resultados más contundentes y en línea con los requisitos de la ciencia, es necesario sumar a todos los actores claves posibles, desde el gobierno, los gobiernos centrales, la empresa privada, comunidades indígenas y locales, a las mujeres, a los actores no estatales, así como a la juventud como relevo generacional”, concluyó la entidad ambiental, que invitó a las demás organizaciones empresariales del país a que se sumen al programa.

Este proyecto también está acompañado de una guía y una herramienta de cálculo que les permitirá a las organizaciones medir sus emisiones de gases de efecto invernadero, reportarlas, verificarlas y posteriormente tomar acciones para reducirlas y neutralizarlas.

Isaías Ramos, biólogo del Centro de Incidencia Ambiental, dijo que todas las empresas provocan emisiones o sus equivalentes, independientemente de su nivel de sostenibilidad y economía.

“Esperemos que el registro de la huella de carbono se haga con transparencia, ya sea del carbono corporativo o del carbono del producto, aumentando la presión en la competencia dentro del mercado y el aumento del registro voluntario de las empresas para aumentar su efectividad”, acotó.

De igual forma, Ramos ponderó que se apoye la producción sustentable del país y que el gobierno elimine los incentivos y deducciones fiscales a industrias contaminantes como las de hidrocarburos y mineras.

Susana Serracín, parte de la Alianza para la Conservación y el Desarrollo sostuvo que se ha llegado a un punto en la historia de la civilización en la que, inevitablemente, las empresas y el ambiente tienen que tener una relación armoniosa.

De acuerdo con la activista, antaño los gastos en los que incurrían las empresas para tener una gestión ambiental óptima eran vistos como gastos opcionales; sin embargo, hoy por hoy, deben ser visualizados como una inversión a largo plazo, por el bien del mundo y la humanidad.

El impacto

Por su parte Ligia Castro de Doens, directora de Cambio Climático de Miambiente, destacó que Panamá se convierte en miembro fundador de la Alianza de América Latina y El Caribe sobre Programas de Huella de Carbono, que es liderado por ONU Cambio Climático y el Banco Mundial y se refirió a la necesidad de continuar con el proceso para que el país pueda culminar con éxito la iniciativa.

Sobre este tema, Carlos Ruiz Garvia, coordinador del Centro Regional de Colaboración para Latinoamérica de ONU Cambio Climático, manifestó que el papel que ha asumido Panamá en la promoción de este proyecto al identificar ideas en papel, hasta lograr una verdadera identificación de políticas e instrumentos concretos transformadores para la industria.

El alto funcionario de la ONU remarcó que es “muy importante” el programa; que ayuda en la toma de decisiones en los negocios y permitirá a las compañías mejorar su beneficio reputacional y crear la cultura de los procesos de reducción y compensación, así como los riesgos relacionados por la gestión de emisiones de gases de efecto invernadero. Además, hizo énfasis que es un gran desafío; pero también una gran oportunidad para el país.

Finalmente, el jefe regional de Cambio Climático para América Latina de ONU Ambiente, Daniel Galván, dejó un mensaje sobre los objetivos de esta propuesta: “con esta iniciativa, las organizaciones participantes podrán establecer compromisos voluntarios y resultados tangibles para la transición hacia la neutralidad de carbono, acelerando así, la transición hacia una economía sostenible, inclusiva, baja en emisiones y resiliente a la crisis climática.”

Para la ONU durante los próximos 20 años, las empresas que asuman un papel de liderazgo en la lucha contra el cambio climático no sólo realizarán una aportación directa a la reducción de las emisiones, sino que gozarán de la credibilidad y la posición para invitar a su personal, clientes y proveedores a que se unan a ellas en su camino, en aquello que hacen, en sus iniciativas pioneras o en los productos y servicios que ofrecen.

El mensaje de la ONU es clave: “estas empresas, conscientes de las sinergias existentes entre la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y el aumento de la productividad y los ingresos, son las que triunfarán en el futuro”.

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