El valor del agua para el Canal de Panamá

Foto: La Estrella de Panamá. ¿Toda el agua (lluvia) que cae tiene una gran demanda y una urgencia en el país que requiere ser atendida’: afirmó el vicepresidente de Agua y Ambiente de al Autoridad del Canal de Panamá, Daniel Muschet.

Foto: La Estrella de Panamá

“Mirando hacia el futuro, el agua es un recurso finito, pero hay que gestionarlo, aumentar su producción y mantener, sobre todo, su cantidad y calidad con el involucramiento de todos los que inciden sobre el desarrollo del servicio que el agua brinda en la región interoceánica”.

Así lo afirmó el vicepresidente de Agua y Ambiente de al Autoridad del Canal de Panamá, Daniel Muschet, en el marco del Foro del Agua Latinoamérica y el Caribe: Innovando el futuro del del agua, organizado por Mabe, previo a la conmemoración del mes de los océanos este mes de septiembre.

Los embalses principales la cuenca de la vía acuática son el lago Gatún que nació originalmente con la construcción del Canal (inaugurado el 15 de agosto de 1914) y el Alajuela que se construyó 25 años después de que se inaugura la ruta, y desde un principio han sido utilizados para el suministro de agua potable para la población y la operación del Canal. 

Recordó que la cuenca es el área donde se genera el agua por la que transitan los buques. Así, el nivel máximo del lago Alajuela es de 250 pies de elevación, mientras que el del lago Gatún es de 87 pies, donde de manera segura se puede mantener el agua almacenada, pero en los últimos años sus caudales se han visto reducidos con valores muy por debajo del promedio.

En 2018, por ejemplo, la cuenca hidrográfica del Canal experimentó uno de los años más secos en su historia en siete décadas, situación que se repitió en 2019 con menos lluvias. Mientras que el 2019 y 2020 comenzaron con valores por debajo del valor promedio producto de los eventos climáticos extremos o sequías.

Indicó que la precipitación entre estación seca y estación lluviosa es promedio, así en los últimos años se han tenido periodos en que las precipitaciones tienen patrones diferentes en algunas casos para más con inundaciones y en otros casos para menos con sequías más prolongadas.

«Aquí llueve con dos temporadas muy extremas y es precisamente el manejo de esas precipitaciones extremas de sequías lo que nos ayuda a poder proyectar en el año hidrológico, el manejo que va a tener esa actividad para garantizar la cantidad y calidad de agua», manifestó Mushet.

En ese sentido, destacó la importancia de utilizar los modelos numéricos que sean necesarios, simular nuevos proyectos, apoyar y mantener ese sistema de red de telemetría y tener datos,  que permitan esa simulación y esa actualización de los modelos hidrológicos. Mencionó que en algunos casos la información hidrometeorológica del Canal data de más de 100 años.

Agregó que también está el tema de que esa agua que produce el Canal tiene que tener una cantidad y una calidad, por lo que siempre realizan el control de las mediciones permanentemente para asegurar que los niveles de los embalses permitan que las plantas potabilizadoras puedan mantener una extracción permanente durante los meses de estación seca, cumpliendo la cantidad y calidad del agua que se utiliza para potabilizar.

‘El agua es un tesoro y hay que protegerlo’

En Panamá, al año caen cerca de 234 mil millones de metros cúbicos por metros cuadrado de agua lluvia, con un promedio de 2,900 litros por metros cuadrados, por lo que ahora el reto es conservarla y protegerla para seguir gozando de ella en cantidad y calidad.

“Toda esa agua tiene una demanda y una urgencia en el país que requiere ser atendida”, afirmó Mushet. Y es que además de la cantidad del recurso hídrico que tiene disponible el Canal de Panamá para sus operaciones, también se extrae agua para suplir a ocho potabilizadoras, algunas de ellas operadas por la Autoridad del Canal de Panamá y otros institutos responsables, y la generación de energía eléctrica.

Añadió que a nivel nacional se trabaja en cerca de 60 plantas potabilizadoras y en los últimos 20 o 30 años se ha dado un desarrollo importante de energía hidroeléctrica, teniendo actualmente la existencia de cerca de 1,300 concesiones aprobadas por el Ministerio de Ambiente en las  52 cuencas.

Por su lado, la administración canalera opera tres potabilizadoras: Monte Esperanza (que abastece a Colón), Miraflores (Casco Antiguo) y Mendoza (Arraiján y La Chorrera ). Adicional a eso, el Instituto de Acueductos y Alcantarillados Nacionales (Idaan) tiene la Federico Guardia Conte en Chilibre, Sabanitas, Laguna Alta y Gatún que también obtienen agua de los embalses canaleros.

Específicamente, de los lagos del Canal se extrae el agua para el 55% de la población del país, supliendo así a cerca de 2 millones de habitantes, algo que originalmente no se contempló, pero que hoy urge buscar nuevas alternativas para asegurar el agua para futuro.

“Esto hace esta presión importante de prever a largo plazo cómo se atiende esa demanda sin a afectar ese primer compromiso (para el consumo humano) y el desarrollo comercial del Canal de Panamá”, enfatizó Mushet, quien en su ponencia describió una serie de programas socioambientales y de conservación que lleva adelante el Canal.

Destacó, que tras la reversión del Canal de Panamá a manos panameñas, se creó una unidad de análisis y gestión del territorio, así como también una serie de programas y proyectos participativos, educativos, culturales, científicos y de emprendimiento, encaminados a preservar la sostenibilidad de la cuenca hídrica panameña, esencial para el comercio mundial.

Enumeró que dentro de los esfuerzos que está haciendo el Canal, cuentan con un sistema de telemetría  que les permite poder, de acuerdo a los parámetros que se llevan a cabo a nivel mundial, establecer prioridades para los cambios en las precipitaciones y en los aportes de agua que recibe el Canal. 

Sin embargo, este es un tema que para responder a ese  cambio climático requiere recursos permanentes que permita poder establecer patrones  de consumo y de uso y estar preparados para que en caso de grandes inundaciones  se tengan las respuestas para las comunidades en cuanto a la calidad y cantidad del agua y para la operación en cuanto a venidas o caudales que se registran en los ríos, agregó. 

«Es un tema que requiere un amplio estudio, pero más que estudios, capacitación, preparación y concientización de que está aquí (cambio climático), de que no se ha ido y  de que tendrá un alto y hay que estar preparados desde el punto de vista de capacitaciones de instrucciones, de metodologías y de talleres que permitan  atender nuevamente cuando ocurran estas situaciones», apuntó.

Logros y retos

Respecto a los logros obtenidos en   estos últimos  20 años (tras la reversión del Canal), dijo que es haber organizado  las  regiones de gestión, pero el reto es mantener el interés, la participación y más importante aún la capacitación en ese tema de gobernanza de las  aguas de manera que las organizaciones de bases  se conviertan ellos mismos en protagonistas con el apoyo que desde el Canal de Panamá se le puede dar en las regiones de la cuenca. 

«Si no incluimos a los moradores de las regiones en las que hemos dividido la cuenca sencillamente se convierte en un diálogo entre nosotros mismos y no en la participación ciudadana que se busca», exclamó Muchet.

Destacó  que el Canal tiene las operaciones prácticamente estandarizadas luego de 100 años de operación, no así el involucramiento de las comunidades, donde los niños, los jóvenes las escuelas, las autoridades. 

«Así que el reto más grande es mantener ese interés y esa participación  y adecuar los programas de acuerdo a la evolución que están teniendo y los indicadores  que permiten que se vaya logrando tener la metas y objetivos que tiene cada uno de los programas de la gestión del territorio para la conservación».

Sintetizó en que «al final tenemos un sistema que permite identificar los riesgos de cantidad y calidad de agua asociado al crecimiento de la población y las demandas futuras que este recurso tiene y poder garantizar las inversiones y las operaciones que permitan que al agua se le dé el valor que corresponde, pero que también el valor que tiene conservarla y manejarla sea reconocido por todas las instancias no solo del Canal sino la coordinación interinstitucional que hemos estado llevado a cabo después de reversión del Canal de Panamá».

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