Estudio confirma que el uso excesivo de fertilizantes deteriora la calidad del suelo en producciones de tomate

Foto: La Estrella de Panamá. En Panamá, hace más de 20 años la producción tomatera se ha intensificado en la región de Azuero.

Fuente: La Estrella de Panamá

Un estudio del Instituto de Innovación Agropecuaria (Idiap) confirma, por primera vez, que el uso de fertilizantes deteriora la calidad del suelo en producciones de tomate en el arco seco, Los Santos.

Los comentarios se desprenden de la investigación “Modificación de propiedades del suelo por la continua siembra de tomate industrial en Azuero, Panamá”, que muestra los resultados en cuatro sitios dedicados al cultivo de tomate industrial por los últimos 10 años.

La zona donde se realizó el estudio presentó una degradación en características químicas, como densidad aparente, pH de suelo, conductividad eléctrica y contenido de materia orgánica atribuibles a las prácticas de manejo del mismo cultivo año tras año.

“Estos resultados ponen en evidencia el deterioro del suelo ocasionado por la siembra continua del cultivo de tomate sin medidas de conservación, y sienta las pautas para generar manejos agronómicos que permitan mejorar la calidad del suelo en la región”, sostiene el Idiap en el estudio.

El estudio asevera que en el caso de la disminución en el pH en suelos cultivados se atribuye al uso intensivo de fertilizantes, específicamente a fertilizantes nitrogenados como el sulfato de amonio, nitrato de amonio, fosfato monoamónico y urea, debido a que la nitrificación del N de los fertilizantes nitrogenados que contienen amonio puede generar acidez en el suelo, producto de la liberación de iones de hidrógeno.

Luis Alberto Barahona, uno de los investigadores, menciona que regularmente el uso de fertilizante en “exceso” genera “cierta” contaminación en los suelos, si se da en parcelas con 15 a 20 años de manipulación agropecuaria.

Aclara que la producción de tomate no es la única actividad que degrada la calidad del suelo, ya que cualquier cultivo puede generar efecto irregular en la tierra si no se da un uso integral (del cultivo).

Barahona asegura que la producción de tomate no es mala, sino que hay ciertos detalles que hay que mejorar para tratar de disminuir el impacto que tiene en la naturaleza.

Según el estudio, en Panamá, hace más de 20 años la producción tomatera se ha intensificado en la región de Azuero, y en los últimos 10 años casi el 100% del tomate industrial se siembra en la provincia santeña, la cual pertenece al arco seco de Panamá.

El Idiap sostiene que “es urgente” implementar nuevas estrategias de manejo para una agricultura sostenible en estas áreas. “Un requisito para que estas estrategias sean exitosas, es conocer la dinámica que se da en las propiedades de los suelos sujetos a ese tipo de agricultura”, asegura la entidad.

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