La mujer indígena, un referente de resiliencia y progreso social

Foto: La estrella de Panamá. En el marco de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer Indígena resaltamos su importancia en la sociedad panameña, así como los desafíos que aún enfrentan para salir adelante en educación y trabajo.

Fuente: La estrella de Panamá

Cada 5 de septiembre se conmemora el Día Internacional de la Mujer Indígena, dado que es la fecha que recuerda a Bartolina Sisa, una luchadora civil indígena, quien en 1782 murió atada a la cola de un caballo por luchar contra los españoles en Bolivia, transformándose en uno de los símbolos más emblemáticos de las resistencias anticoloniales de ese periodo en América Latina. Hoy, las enseñanzas de los pueblos indígenas se ven realzadas en la lucha por reducir las brechas de derechos humanos, educación e igualdad de condiciones.

Panamá conmemora esta fecha tras la promulgación de la Ley 9 del 31 de marzo de 2015, con la finalidad de resaltar y promover los valores, virtudes, cultura y tradiciones que la mujer indígena panameña aporta al desarrollo del país. La efemérides fue instituida en 1983 durante el Segundo Encuentro de Organizaciones y Movimientos de América en Bolivia, para conmemorar las gestas heroicas y roles fundamentales de la mujer en los pueblos originarios.

Pero las mujeres indígenas enfrentan diversos obstáculos actualmente. De esto no escapa Panamá, ya que la discriminación y la desigualdad de las mujeres en diversas comarcas, sigue presente. Tal es el caso de lo ocurrido en la comarca Ngäbe-Buglé, en donde el pasado abril se reportaron el feminicidio y el homicidio de una mujer embarazada de 33 años, sus cinco hijos de entre 1 y 11 años y una adolescente, en una serie de ritos por una secta religiosa, según informó la Fiscalía de Panamá.

“Estos casos, además de las más de 112 denuncias de abusos sexuales y violencia doméstica en la comarca Ngäble-Buglé, dejan evidencia de la falta de atención prestada a las mujeres indígenas; además se registraron 11 casos en la comarca Emberá y un caso en la comarca Guna Yala hasta este mes. Estos delitos ascendieron durante el 2020, llegando a ser más de 11 mil 181 casos de violencia doméstica y de género en las comarcas, según un estudio de la Coordinación Nacional de la Mujer Indígena en Panamá (Conamuip)”, apuntó a La Estrella de Panamá la presidenta de la Asociación de Mujeres Gunas (AMIG) y activista social, Bigdidili López Martínez.

Valorización y resiliencia

Las mujeres indígenas han destacado por siglos en sus pueblos, siendo más que solo madres o esposas, sino líderes de opinión, agricultoras, pescadoras y más recientemente, ocupando espacios sociopolíticos dentro de la región latinoamericana.

Para López, la mujer indígena ha sufrido “la opresión del patriarcado cultural” por muchas décadas, pero dadas las luchas por el respeto y cumplimiento de los derechos humanos de las mujeres, así como un aumento en el índice educativo, “las mujeres están reclamando el espacio que les pertenece dentro de las sociedades”.

“Las mujeres y hombres existimos para complementarnos, porque el hecho de que uno sea más grande o más robusto que el otro no significa que sea mejor en el contexto humano”, apuntó la activista, “y eso es lo que buscamos transmitir a las jóvenes indígenas hoy, que conozcan sus derechos al trabajo, a la educación y a no depender de un hombre, sino a complementar a su pueblo”.

En la conversación con este diario, López recalcó el trabajo de una madre Ngäbe, cuyo nombre se refugia en el anonimato por seguridad, quien logró levantar a sus hijas en la agricultura y pesca para salir adelante. “No había un hombre en casa y en medio de un momento difícil, esta madre tomó a sus hijas, aprovechó la tierra que tenía a su disposición y comenzó a labrar”, explicó, “desde yucas, otoes, ñames, entre otros productos. Ahora tiene una cuadrilla de 15 mujeres agricultoras, quienes se dedican a este trabajo para alimentar a sus familias o a ellas mismas, sin la necesidad de un apoyo masculino”.“Buscamos transmitir a las jóvenes indígenas que conozcan sus derechos al trabajo, a la educación y a no depender de un hombre, sino complementar a su pueblo”,BIGDIDILI LÓPEZ MARTÍNEZ, PRESIDENTA DE AMIG

Antes del coronavirus, más de 23 millones de mujeres en Latinoamérica enfrentaban obstáculos como las brechas de género, la desigualdad de trabajo y el reducido acceso a la educación, servicios de salud pública y la participación social, según un informe de la Cepal. Ante esto, ONU Mujeres indicó en un comunicado este año que las mujeres “han demostrado una vez más cómo su resiliencia y coraje ante la adversidad son más fuertes que las múltiples dificultades que enfrentan”.

La resiliencia de las mujeres indígenas en medio de un tiempo de gran vulnerabilidad, tal como la pandemia de covid-19, dejó huella en la historia de los diversos grupos originarios de la región. El Cepal señaló en un comunicado recopilado por el diario Río Negro que “más allá de los derechos propios a cualquier ser humano, las mujeres indígenas tienen derechos específicos por pertenecer a un pueblo indígena, dentro de los cuales uno de los más importantes, y muchas veces vulnerado, es el derecho a la participación en la vida pública y al consentimiento libre, previo e informado en todas las decisiones que las afecte”.

Asimismo, María-Noel Vaeza, Directora Regional de ONU Mujeres para las Américas y el Caribe, comentó: “Los Estados deben asegurar en sus leyes nacionales, sus presupuestos y políticas públicas el pleno ejercicio de los derechos de las mujeres indígenas, considerando sus interseccionalidades, y reconociendo sus aportes al desarrollo de los pueblos y a la conservación de nuestra gran casa común, el planeta Tierra”.

La mujer indígena, un referente de resiliencia y progreso social
La mujer indígena se ha interesado más en la pesca, agricultura y política. ONU

Panorama nacional

Según indicó la presidenta de AMIG, las luchas para respetar el derecho de educación y trabajo para las nuevas generaciones de mujeres indígenas son una “victoria de progreso histórico”, ya que se le están “entregando herramientas a las mujeres para defenderse, avanzar y saber cómo actuar en situaciones que antes eran aplicadas únicamente a hombres”.

“Soy madre de tres: dos niñas y un varón; y eso no afecta mis otros roles como activista, comunicadora social, líder de una organización civil, por eso es importante recordarle a las mujeres indígenas que pueden lograr tantos roles como quieran y que ya no es un ambiente únicamente controlado por hombres”, apuntó.

Desde la organización de mujeres Mery Ngäbe Buglé de Panamá, la activista Norma Miller indicó que se requiere “mayor impulso en la cultura para que las mujeres puedan disponer de un ingreso propio, tanto en las artesanías como en espacios de arte plástico, pero primero debemos presionar para que haya mejor acceso a la educación”. Miller también señaló que las organizaciones de base de mujeres han aumentado en las comarcas, dando visibilidad a las necesidades de participación social y política de las mujeres y brindando orientación laboral para mujeres jóvenes que buscan emprender fuera de las comarcas.

Por su parte, la Coordinación Nacional de la Mujer Indígena en Panamá (Conamuip), organismo referente del conjunto de las mujeres indígenas en Panamá, realiza su trabajo organizativo y de posicionamiento político de forma diversa, fundado en hacer valer el ejercicio de sus derechos humanos, como mujeres y como indígenas; la defensa de sus derechos sexuales y reproductivos; la lucha contra la mortalidad infantil y la violencia de género; su empoderamiento económico por medio de emprendimientos económicos y productivos (agrícolas y artesanal, entre otros). Asimismo, la organización busca aumentar las cuotas de participación política de las mujeres indígenas en diversos espacios de decisión y de poder, con un enfoque de vinculación de demandas de género y étnicas, en un contexto marcado por la discriminación por ser mujer e indígena.

Desde el AMIG, López indicó que se realizarán eventos en 2021 a favor de la educación y conocimiento de los derechos de las mujeres indígenas en pueblos hermanos. Desde teatro, cultura y arte, la organización buscará educar en historia, integración en los medios de comunicación y liderazgo a las mujeres de todo rango de edad. Por parte de la organización Mery Ngäbe Buglé, Miller destacó que se llevarán a cabo talleres de liderazgo comunitario para mujeres y jóvenes, así como capacitaciones laborales, conversatorios sobre autoestima, e inducciones sobre participación social para jóvenes.

La lucha por la igualdad de derechos en los grupos originarios, así como posicionar a la mujer como ente activo de la toma decisiones y complementación de ejes educativos en las sociedades se mantiene como una deuda en las mesas de los diversos gobiernos regionales. Tal como expresan las investigadoras Carmen Albertos (Antropóloga especializada en pueblos indígenas en el BID) y Paula Castillo (Directora Ejecutiva del Fundap y líder mapuche en Chile) en el informe ‘La mujer indígena y la igualdad: una perspectiva a dos voces’: “Lograr la igualdad de género en comunidades indígenas pasa por reconocer sus principios básicos que rigen y ordenan las normas de convivencia de sus comunidades y sus sociedades: la complementariedad, la reciprocidad, la ayuda mutua, la necesidad de convivir en armonía y en equilibrio”.

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