La salud mental de un pueblo olvidado

Foto: La Estrella de Panamá. El saqueo en todas sus formas, junto con la indolencia e indiferencia, ha sido lo persistente en una ciudad envidiada por otras ciudades que apreciaban su majestuosidad. El fracaso y sentirse fracasado puede conducir a todo tipo de tragedias.

Fuente: La Estrella de Panamá/Opinión

Empiezo este escrito refiriéndome al artículo “Colón 2021” del Prof. Juan Jované, economista, académico e investigador de la Universidad de Panamá. Artículo publicado el día 15 de agosto de 2021 en la página Pensamiento Social de La Estrella de Panamá. El Prof. Jované como buen economista empieza diciendo que Colón desde el punto de vista económico constituye una potencia y esto se evidencia en los sectores vinculados al mercado internacional y que en su conjunto constituyen la más completa inserción en el espacio globalizado que se pueda observar en el país.

Continúa diciendo que el 60,0% de la actividad del Canal de Panamá, cuyo valor agregado bruto en 2019 fue $3,127 millones, se encuentra en la provincia de Colón, que también está conectada por una autopista transístmica, un ferrocarril transístmico y un aeropuerto internacional. El conjunto portuario de Colón maneja el mayor volumen de TEU en toda América Latina y el Caribe. Colón es la sede de la segunda Zona Libre más grande del hemisferio. A esto se debe agregar la presencia de una actividad minera capaz de exportar cerca de $2,000 millones anualmente, aunque Colón prácticamente solo recibe los costos ambientales y humanos de esta actividad. Y, que de acuerdo con estimaciones del INEC, el 17,8% del producto interno bruto (PIB) a nivel nacional durante 2019. Esto explica que para ese año el producto interno bruto por persona de la provincia de Colón fuera el más elevado del país ($22,259.8), superando en 35,4% al de la provincia de Panamá.

El saqueo a Colón, una situación temeraria

Estimados lectores, con toda esa potencia económica, Colón no ha prosperado, todo lo contrario, se ha empobrecido y desmembrado. Es el propio colonense que se ha dejado humillar y menospreciar de parte de los gobiernos de turno. Y estos se han aprovechado de este demérito. Esta situación es temeraria. Cuando se vive en el olvido y se deja de producir debido al saqueo económico que impera con más fuerza desde los años 1970-1980 y el que lo sufre se deja, entonces eres presa fácil de que alimañas de todo tipo te conviertan en parásito y se aprovechen de ti hasta dejarte agonizar.

Así es como observo y siento a Colón; un pueblo agonizante. Sin embargo, muchas veces he de escuchar voces que aún no claudican en su lucha por un Colón mejor. ¿Pero para cuándo? Los años pasan y no hay una solución efectiva. Parece que los milagros no existen para Colón. Y si las fuerzas vivas de Colón no se unen, menos habrá una solución positiva y segura.“Los años pasan y no hay una solución efectiva. Parece que los milagros no existen para Colón. Y si las fuerzas vivas de Colón no se unen, menos habrá una solución positiva y segura”.

El desaire de los gobiernos

El antropólogo e historiador, académico e investigador social Francisco Herrera, en su artículo “Colonenses, ¿por qué se manifiestan?”. Publicado en La Estrella de Panamá en la página de Pensamiento Social, el 8 de agosto de 2021. Como buen historiador empieza su escrito diciendo: “En las décadas de 1980 a 2010 la población colonense sufrió un deterioro económico tan fuerte, que tenía índices de desarrollo humano muy parecidos a los de Haití. Y el desaire de los gobiernos en términos de un proyecto de desarrollo urbano inclusivo ha sido una constante”.

Soberanía y quiebra

Hace referencia que en los últimos 40 años Colón es una bomba de tiempo. Que las administraciones públicas y los proyectos que surgieron antes y después, han atacado en contra de los colonenses. Después de la guerra (1939-1945), Colón inició una fase de deterioro a raíz de su dependencia extrema con la presencia de la Zona del Canal y las bases militares estadounidenses. Ni siquiera la creación de la Zona Libre, en 1948, tal vez pensada de buena fe como un sucedáneo de la contracción prevista para la postguerra (recordemos que Panamá fue beneficiada por el auge económico durante la Segunda Guerra Mundial con la presencia de tropas estadounidenses) contribuyó a equilibrar los vacíos que se generaron después de la guerra. La pregunta que me hago: “¿No hubiese sido mejor para el colonense que las bases militares, esas que custodiaban a Colón de alimañas de todo tipo, hubiesen permanecido en la ciudad?”. Tranquilos, tan solo es una pregunta. Esto me recuerda los tiempos en que un grupo de ciudadanos se dio a la tarea de conseguir que Panamá fuese soberano en todo su territorio. Sin embargo, hubo voces colonenses que rechazaban tal soberanía y manifestaban que Colón se iría a la quiebra al no contar con el apoyo de aquellas bases militares estadounidenses.

Política y poder económico

Colón definitivamente está en crisis y pareciera una crisis permanente. Y en tiempos de crisis se nos hace sentir de mal humor, frustrados y propensos a reaccionar con rabia contra los demás. Muchos son los ejemplos: la inseguridad, la violencia, la criminalidad, el narcotráfico, la deserción escolar, el desempleo (y si tienes uno no da ni siquiera para cubrir lo elemental). Y hablando de salud integral, en la mental, el primer factor que molesta es la falta de recursos para cubrir el presupuesto personal y familiar. Esta situación se acompaña de una permanente incertidumbre y estrés por las preocupaciones derivadas de la insolvencia. Lo cual a su vez hace que el mal humor y la ira actúen como mecanismos de defensa. Mente, cerebro, emociones, comportamiento, lo consciente e inconsciente están en juego. Por otro lado, la política, el poder económico en unos cuantos, elecciones, partidos, candidatos, votos, simpatías, antipatías. Por una parte, las actitudes incoherentes ante la vida, y por otra, los juegos del poder económico y político provocando grietas inmensas en la sociedad.

El saqueo en todas sus formas, junto con la indolencia e indiferencia, ha sido lo persistente en una ciudad envidiada por otras ciudades que apreciaban su majestuosidad. El fracaso y sentirse fracasado puede conducir a todo tipo de tragedias: rompimiento de las relaciones familiares, hostilidad entre padres e hijos, rivalidad entre hermanos, drogadicción, suicidio, delincuencia, indigencia, el poco me importa; y conseguir por deshonestas acciones lo que no se pudo alcanzar por medios justos.

Restituir la confianza del colonense

Ya el colonense lo ha manifestado por años: “Por sí solos no pueden enfrentar los conflictos”. Jugar con la salud mental del colonense, por la osadía de los que roban al erario y por la falta de creatividad, conocimiento, coherencia y la debida atención e interés de las autoridades pertinentes y de los que manejan las finanzas del país, hace que el miedo, las preocupaciones, la negatividad y el desasosiego afecten sobremanera la salud mental de su gente. Se hace necesario restituir la confianza del colonense en todos los sentidos. Colón ha sido un buen mordisco de oro desde su fundación. Prohibido dejarla en el olvido. Y el propio colonense no lo debe permitir.

La autora es psicóloga clínica y jurídica, y psicoterapeuta familiar y de pareja.

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