Medioambiente y desarrollo en América Latina: ¿pueden ir de la mano?

Foto: Internet. «Invirtiendo en la protección y restauración del medioambiente, estamos fomentando el empleo y el desarrollo», demuestran experiencias latinoamericanas, que refuerzan la advertencia contra una «falsa dicotomía».

Fuente: DW.com

¿Es posible respetar la naturaleza y generar empleo al mismo tiempo? Prejuicios, creencias cortoplacistas y cálculos mezquinos suelen poner en duda esta posibilidad. Sin embargo, existen muestras de que ambas prácticas no solo pueden coexistir, sino incluso potenciarse entre sí.

Costa Rica es un buen ejemplo de esto. El país es pionero en conservación: más de una cuarta parte de su territorio son áreas protegidas o reservas. Y el ecoturismo no para de crecer.

«En Costa Rica hemos probado que la protección de la naturaleza genera bienestar, aporta empleos y contribuye a nuestra riqueza», afirma Andrea Meza Murillo, ministra de Ambiente y Energía del país centroamericano, al concluir un seminario virtual sobre Empleo para jóvenes basado en la Tierra, organizado por Naciones Unidas y DW.

«El turismo es una de nuestras principales fuentes de empleo y las personas que visitan Costa Rica lo hacen para disfrutar de la naturaleza», asegura Meza Murillo, en entrevista exclusiva con DW.

«A su vez, esa naturaleza aporta importantes beneficios al desarrollo nacional, como la provisión de agua y electricidad, la protección de zonas costeras y de ecosistemas urbanos. Todo esto apoya a la economía y genera empleos», insiste.

Salvando el planeta, una abeja cada vez

Desde Guatemala, en tanto, Ahmid Daccarett, fundador de Beehub Guate, da fe de otro aspecto importante en esta ecuación: la posibilidad de generar recursos vitales, directa e indirectamente, a través de la conservación de la biodiversidad. Lo suyo es el cuidado paciente y delicado de abejas y otros polinizadores.

«Al menos el 71 % de los cultivos, incluyendo frutas y vegetales consumidos diariamente por nosotros, requieren polinización realizada por animales. Y son las abejas, en su extensa diversidad, las especialistas en realizar este proceso», explica Daccarett sobre la relevancia de su labor.

«De ahí, la importancia de la conservación de estos insectos, para asegurar la disponibilidad de gran parte de nuestros alimentos, que podría llegar a reducirse en un 90 %, sin la tarea de estos pequeños grandes colaboradores», indica.

Con su emprendimiento, Beehub Guate lleva rescatadas, en solo 7 años de trabajo, más de 2 millones de abejas. Y aspira a más. Pero, para la organización, no es una cuestión de números: «el bienestar de las abejas está por encima de la productividad por colmena», aclaran.

«Falsa dicotomía»

Superar la «falsa dicotomía» entre desarrollo y cuidado del medioambiente es, asimismo, uno de los principales objetivos de la mayor organización internacional existente, las Naciones Unidas.

«Es cuestión de cambiar nuestra mentalidad y darnos cuenta de que, invirtiendo en la protección y restauración del medioambiente, estamos fomentando el empleo y el desarrollo», sostiene también, en entrevista exclusiva con DW, Tina Birmpili, secretaria ejecutiva a

«Nuestro futuro crecimiento económico, prosperidad y bienestar dependen de la protección y restauración de nuestro medioambiente y, en concreto, de nuestra tierra», subraya. Y ofrece cifras para derribar mitos en la dirección contraria.

«De acuerdo con varios estudios realizados en Estados Unidos, por cada millón de dólares invertido en la restauración de ecosistemas, se aportan a la economía alrededor de 13 años de trabajo, y entre 2 y 4 millones de dólares a la producción económica global», afirma Birmpili.

Pandemia: ¿crisis y oportunidad?

Así las cosas, la pandemia ha reforzado la necesidad de «refundar» la relación con lo que nos rodea. «Creo que la pandemia abre una oportunidad para repensar nuestra relación con la naturaleza, conectar de nuevo con ella y pensar en cómo regeneramos este planeta», afirma Meza Murillo.

«La actual situación nos ha mostrado el riesgo profundo y latente de choques sistémicos. Nos dimos cuenta de que todo está interconectado, y de que las acciones u omisiones en una parte del mundo o un segmento de la sociedad, tienen impacto como un todo», agrega.

Y propone: «las ciudades del futuro deben jugar un rol central en la lucha contra el cambio climático. Ahí vive la mayoría de las personas y se consume la mayoría de la energía.»

«Necesitamos hacer más inteligente su diseño para hacerlas más eficientes y consumir menos recursos”, continúa.

«Tenemos que pensar las ciudades como organismos vivos, centradas en las personas y la naturaleza, mejor diseñadas para aprovechar los movimientos de las personas, y aportar tecnología inteligente. Necesitamos más áreas verdes, un transporte público moderno y electrificado, y una ciudad más centrada en el peatón», detalla la ministra de Medio Ambiente costarricense, desde San José.

Estas son metas por las que el país centroamericano viene trabajando desde hace tiempo, y con logros a la vista: más del 98 % de la electricidad del país es renovable, la cubierta forestal abarca el 53 % del territorio, y lleva adelante un ambicioso Plan Nacional de Descarbonización.

«Al proteger el medioambiente, América Latina está invirtiendo en sus activos», sostiene, por su parte, la funcionaria de la ONU.

«La pandemia ha sido una tragedia para la humanidad. Sin embargo, será una oportunidad», dice convencida Birmpili, «si entendemos que la protección del medioambiente no es un coste, sino una inversión.»

También te podría gustar...