ONU apuesta a las energías renovables

Foto: La Prensa. En temporada seca las fuentes renovables no convencionales refuerzan la generación en el sistema para cumplir con la demanda.

Fuente: La Prensa

El gas natural licuado (GNL), uno de los combustibles fósiles que menos contamina, “no es una buena inversión para el abastecimiento de energía en América Latina”, concluye un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma).

El análisis de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) denominado: ¿Es el gas natural una buena inversión para América Latina y el Caribe? examina el papel del gas natural en la matriz eléctrica de la región y lo que supondría su expansión actual, proyectada para los próximos años.

Se reconoce que la región tiene uno de los sectores eléctricos más limpios, ya que un alto porcentaje de la generación proviene de las hidroeléctricas, pero esto podría cambiar eventualmente debido a una creciente inversión en gas natural, según Pnuma.

Se plantean tres escenarios: seguir con la misma tendencia de generación energética con petróleo y carbón, darle preferencia al GNL y en tercer lugar que todas las fuerzas se inclinen hacia el uso de las fuentes de energía renovables como solar y eólica. Bajo este último escenario de energías renovables, Panamá recortaría las emisiones en un 91.6%, reduce los costos en $22,000 millones y crea unos 93,000 puestos de trabajo para 2050, que llegarían a 133 mil si los componentes se construyen parcialmente en Panamá, dice el informe.

En el análisis se plantea que es más favorable al medio ambiente la inversión en renovables y a nivel socioeconómico estos proyectos generan un mayor número de empleos. Esto último por la necesidad de personal para la construcción y el mantenimiento de las estructuras.

Durante la última década, el gas natural se comenzó a incorporar como fuente de generación eléctrica en la región suplantando otros combustibles fósiles más contaminantes como el bunker, el carbón y el diésel. Las inversiones para uso de GNL han crecido en Argentina, México, Brasil, El Salvador y Chile.

En el caso de Panamá, la empresa AES Colón comenzó a construir en 2016 la primera planta de generación eléctrica a base de GNL del país y de Centroamérica. Dos años más tarde la central, que tiene 381 megavatios de capacidad, comenzó a generar energía eléctrica. Este año se comenzó a construir la segunda planta eléctrica a base de gas natural, que no construyó NG Power, y que asumió Generadora Gatún en la cual participa Aes Panamá e Interenergy, con capacidad para 670 megavatios y que se prevé esté operativa en 2024. En el país también ha crecido la inversión en plantas de generación solar y eólica.

Panamá se comprometió a reducir sus emisiones en un 24% para 2050 y un 11.5% para 2030, actualizada en 2020. El país también se comprometió a tener 15% de su matriz energética a partir de fuentes renovables para 2030. “Ampliar su matriz energética con gas natural puede poner en riesgo esos compromisos, como se ve en este caso a estudiar”, indica.

De acuerdo con el informe, Centroamérica tiene una demanda mínima de gas natural y solo Panamá lo usa para la producción de electricidad. En contraste, Trinidad y Tobago en el Caribe es un usuario significativo de gas natural: la mitad de su producción de gas natural se utiliza en el país y el resto se exporta. Los países andinos exportan tanto gas natural como el que utilizan para la generación de energía.

La Secretaría Nacional de Energía de Panamá informó que analiza a profundidad el documento que fue presentado esta semana.

“El gas natural juega un rol de firmeza y flexibilidad en nuestra matriz energética, con menores costos y menos contaminación que los combustibles líquidos que ha reemplazado, así como un elemento para poder potenciar más renovables en el sistema. Sin duda hay oportunidades de mejora, con los avances tecnológicos que se están dando, y los estamos incorporando en nuestros análisis de corto, mediano y largo plazo”, comentó el secretario nacional de Energía, Jorge Rivera Staff, tras ser consultado por este diario.

Aunque las apuestas son a las renovables, en el caso de las hidroeléctricas se tiene que tener en cuenta el cambio climático que podría alterar el caudal de los ríos, reduciendo la capacidad de generación hídrica, que en Panamá representa casi el 50% del parque. En el caso de las renovables no convencionales como la eólica y solar, se requiere tener sistema de baterías para almacenar energía, algo que comienza a surgir en el mercado. Pese a la propuesta de uso de renovables, la política energética trata de tener una matriz energética variada en la cual el GNL es un combustible de transición.

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