Quitando hojas, perturbamos estrellas… y refundamos la República

Espacio de opinión

Por: Roberto Antonio Pinnock Rodríguez

Publicado por La Estrella de Panamá

“[…] refundar la República que modifique las lógicas del desarrollo no es un tema más -para que se discuta posteriormente- es el tema central, el hilo conductor, de las distintas problemáticas”

Hace unos 26 años, junto con mis estudiantes de Medicina, nos deleitamos de una obra de teatro, que reiteraba un fragmento de un antiguo poema maya que decía así: “No se puede arrancar una hoja, sin perturbar a una estrella”. Esta idea, que habla de una cultura con pensamiento holístico, permite comprender relaciones entre hechos que los sentidos no permiten encontrar sus vínculos.

Cuando en la cuestión ambiental -por ejemplo, en la contaminación por plástico- se mira con los ojos del poeta maya, se pasa a tomar medidas que van más allá de las campañas de limpieza de playas y de eliminación de uso de bolsas plásticas en los supermercados, entre otras medidas nobles, pero ingenuas.

Pero más allá de esto, sabemos que los químicos empleados para evitar su degradación son tóxicos a los seres humanos. En una indagatoria que hice con académicos “científicos”, la alusión a que estos problemas se vinculen con lógicas del poder de grupos que mercadean con la salud -enfermedad fue muy etérea, cuando no ausente. Es decir, no hay una percepción que vincula las hojas con las estrellas.

Ignoraban, entre otras cosas, que, en menos de los cinco años anteriores a la pandemia, “Los bancos han sido los responsables de haber proporcionado UD1,7 billones en financiamiento a empresas de embalaje, minoristas y negocios relacionados” (Portafolio eart, 2020). Esto es, mientras se siga dando oxígeno financiero a las empresas que producen y distribuyen materiales plásticos, mientras que estos “oxigenadores financieros” lucren con los intereses de los créditos generados, serán interminables las jornadas de limpieza de playas y otras medidas ramicales.

Podemos hacer referencia de muchos males que se nos han venido encima, en lo que viene a ser el cobro que está haciéndonos la naturaleza, por la intervención irracional de sectores de poder de nuestra sociedad. Igualmente, podemos atestiguar la multiplicidad de acciones ingenuas o ramicales -que se van por las ramas, al decir de José Martí- en las que incurren Gobiernos, académicos y líderes ambientalistas y gremiales, como esas que mencionamos líneas más arriba.

En la misma perspectiva, en referencia a la pandemia, todavía hay quienes niegan que la misma tiene un sustrato ambiental (zoonótico), igual que político, cultural o ético. En su actuar, no aceptan de buena gana -como ocurrió con el grupo de asesores de la ministra Turner- que entre los expertos que tienen que intervenir en el proceso estén médicos tradicionales -sí, médicos tradicionales que los hay eficaces, en las comunidades indígenas- veterinarios, antropólogos y sociólogos. La concepción médica tecnocrática y los intereses de clase de los mercaderes que influyen y hasta determinan la toma de decisiones en salud, impiden que lo comprendan y lo admitan. Las medidas que sugerirían estos subestimados expertos les dificultarían hacer pingües negocios, a los mercaderes y seguir vendiendo la imagen de semidioses infalibles que orientan consumir lo que los mercaderes negocian, a los tecnócratas.

Pero sigamos aproximándonos al vínculo de las hojas con las estrellas, ahora que estamos en tiempos de epidemia de diálogos. Si no se tiene esta perspectiva holística, no elaborada por ningún científico europeo ni norteamericano nacionalizado, sino por nobles poblaciones originarias de los diversos continentes, los resultados de tales diálogos serán precarios.

En efecto, por lo observado hasta ahora en el “diálogo digital gubernamental”, no se vislumbra que saldrá nada fructífero, fuera de la catarsis que le permite a mucha gente. Las sugerencias se parecen mucho a las del tipo de medidas acerca de la limpieza de las playas para “resolver” el problema ambiental en los océanos, de los plásticos y la contaminación.

Es decir, no alcanzaremos a arrancar las hojas que perturban las estrellas -y a transformar la sociedad-, si no se insertan los problemas planteados de carácter ambiental, de salud, de educación, de soberanía alimentaria o del sistema de pensiones por vejez dentro del hilo conductor que conduce a la refundación de la República, que cambie las reglas impuestas por poderes que están articulados a nivel internacional, llámense banqueros internacionales, corporaciones mineras, agronegocios, corporaciones farmacéuticas o los fondos de inversión de los que también se benefician quienes tienen capturado al Estado desde inicio de la República. Así, refundar la República que modifique las lógicas del desarrollo no es un tema más -para que se discuta posteriormente- es el tema central, el hilo conductor, de las distintas problemáticas. Lo contrario, lleva a la dispersión y esfuerzos hueros.

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